Estos bebés no han tenido un inicio fácil en la vida. Desde su llegada al mundo tuvieron que luchar pues son prematuros. En el Día Internacional del Niño Prematuro, sus padres y el personal de salud del ISSSTE delegación Querétaro conmemoran y rinden homenaje a los pequeños y sus familiares que lucharon para que los bebés crezcan y tengan una vida más apegada a la normalidad.
Una decena de familias se reúnen para festejar la vida de estos niños, que no tuvieron un arranque de vida sencillo.
Alexandra Amador Vázquez y Martín López Vázquez son padres Itzayana Tonantzin, quien nació a las 34 semanas. Actualmente la bebé ya tiene un año y tres meses y su desarrollo marcha con normalidad.
Alexandra comenta que el proceso fue más complicado para su hija, pues, dice, desde el vientre “era comelona” y cuando nació la tuvieron días sin alimento, por su proceso de salud, pero las enfermeras y médicos fueron muy profesionales y entregados para brindarle atención a Tonantzin.
La joven madre indica que la atención médica no se limitó a su bebé, pues también se centraron en brindarles acompañamiento emocional a ella y su esposo, para poder darle una mejor atención a la recién nacida.
Actualmente Tonantzin, dice Alexandra, está muy bien de salud, gracias a todas las atenciones que recibieron.
Martín dice que lo más complicado de este proceso con su hija fue verla ahí, hospitalizada, “no poder tenerla en los brazos como ahora la tenemos”.
Paula Jara Rodríguez, química de profesión y madre de una hija prematura, acude a la conmemoración del Día Internacional de la Prematuridad. Paula dio a luz a Ilse Klein Jara, hace 38 años, a las 32 semanas de gestación.
“Fue producto de un embarazo de alto riesgo, con toxemia, es complicación del embarazo que se desencadena cuando el cuerpo de la mamá detecta que el producto no viene en óptimas condiciones y comienza a rechazarlo y el bebé nace antes de tiempo.
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La aceleración fue espontánea. Yo tuve crisis de hipertensión, tuve sangrado y tuvieron que acelerar el parto, ayudar a sacar el producto”, narra.
Recuerda que Ilse se quedó hospitalizada en el ISSSTE alrededor de tres semanas para ganar peso, pues al nacer pesó un kilo 850 gramos, y no pueden dar de alta a los bebés hasta que no pesen más de dos kilogramos. Ilse nunca ganó peso y la dieron de alta así, por lo que debió tener muchos cuidados.
“Debió tener muchos cuidados de bebé, pues por la misma inmadurez que ella tenía no retenía los alimentos. Había que dormirla sentada porque tenía mucho reflujo, había que estar vigilando que no se fuera a broncoaspirar. Había que darle un medicamento antes de cada alimento, cada tres horas, para que le ayudara a digerir y pudiera retener alimento, porque no ganaba peso, nos costó mucho que ganara peso, y siempre vigilándola hasta dos veces por mes, para ver que su evolución psicomotora siguiera siendo la adecuada”, abunda.
Añade que Ilse caminó hasta los dos años, siempre se caía y hasta después de esa edad pudo dominar sus pasos. Debido a su condición, pues nació con una asociación MURCS (aplasia de derivados müllerianos y renales y anomalías de vértebras cervicotorácicas) y no podía conservar el equilibrio de manera correcta. Después de algunos estudios descubrieron que tenía la columna cervical fusionada.
Pese a todo, Ilse lleva una vida normal. Estudió la licenciatura de Desarrollo Humano para la Sustentabilidad y labora en la UAQ.
La joven requiere de mucha atención medica. A la fecha le daban seguimiento los oncólogos por un crecimiento anormal en esfenoides, además de estar controlada por los endocrinólogos y de contención emocional, por las cirugías a las que fue sometida siendo adolescente, como la extirpación del útero, cuando tenía 17 años.
Los ojos de Paula se humedecen cuando habla de la fortaleza de Ilse para sobreponerse a la adversidad.
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Por su parte, Ilse explica las patologías que ha padecido a largo de su vida han sido por ser prematura, aunque ello no le quita el optimismo. “Creo que desde mi punto de vista, lo ve uno como normal, al menos en mi caso, cuando era chiquita, mis papás me comentaron que había sido prematura, que había nacido con algunas cuestiones de salud. Como desde chiquita he acudido constantemente al médico, para mí es normal el ir a consultas médicas, ya sea de especialidad o una consulta de rutina, no es algo raro. Si estoy aquí es por algo, he contado con muy buenos médicos y eso me motiva”, dice.
Con cuidados a lo largo de su vida, Ilse lleva una vida normal, aunque en ocasiones es complicado, pues en su trabajo debe pedir permiso para acudir a consultas, aunque recientemente han sido pocas, pues está bien de salud en estos momentos.
Ilse manda un mensaje a los padres que ahora tienen un hijo prematuro: sus hijos son especiales y por algo están aquí, luchando por estar aquí, y eso es fundamental para que puedan motivarse para cuidarlos, acompañarlos, no dejarlos solos. Se pueden ver como bebés frágiles, pero son muy fuertes y se puede aprender de ellos.