“Todos somos animales”, dicen las camisetas de algunos de los activistas que el miércoles por la mañana se manifiestan en Plaza Los Arcos en contra de las corridas de toros en el estado y para que se le retire a la fiesta brava el nombramiento de Patrimonio Cultural del estado.

La mañana nublada de la capital queretana es el escenario para la manifestación de organizaciones como Animal Héroes, Peta y México sin toreo, que piden, exigen, se termine con las corridas de toros y al sacrificio inútil de reses bravas.

Alistan su protesta y su performance. Dos activistas se visten como toreros, en una combinación de grana y oro. Es parte de la protesta. Una tercera joven se pondrá una máscara de toro. Minutos más tarde simularán el sacrificio del burel.

Por la ubicación de la manifestación y por hacerlo de espaldas a Los Arcos, son pocos los automovilistas que se dan cuenta de la protesta.

Sin embargo, casi al final de la movilización, el conductor de una camioneta blanca alcanza a gritar “pin... ridículos”. Los activistas lo ignoran. Algunos ni siquiera escucharon el improperio lanzado en su contra.

Jerónimo Sánchez, director general de la organización Animal Héroes, asegura que en Querétaro y en México las corridas de toros siguen existiendo por la corrupción, el tráfico de influencias y que se “brincan las leyes a la torera”.

Puso como ejemplo San Juan del Río, donde se acaba de aprobar un reglamento taurino, porque saben que es obligatorio para llevar a cabo un festejo de este tipo, por lo que, señala, todas las corridas de toros hechas con anterioridad a este reglamento son ilegales.

“Hasta que no hemos llegado los activistas, hasta que no hemos llegado los animalistas, diciéndoles que se están saltando sus propias leyes es cuando han empezado a aprobar este tipo de cosas para adecuarse a la ley.

La realidad que tenemos desde la Constitución, en el Artículo 4, que prohíbe el maltrato hacia los animales, y en una corrida de toros hay un maltrato sistemático a los animales.

Aparte, tenemos la Norma Oficial Mexicana 033 que habla del sacrificio humanitario de los animales. Los toros que son torturados y masacrados en la plaza de toros se destinan para el consumo humano, y violan la NOM 033”, enfatiza.

Foto: Domingo Valdez
Foto: Domingo Valdez

En la manifestación no hay ciudadanos “de a pie”. Son únicamente los activistas de las diversas organizaciones que se unen para luchar contra lo que califican, y respaldan muchas personas en la sociedad, como una “cultura violenta, sangrienta”.

Después de que las dos mujeres se “visten de luces” se colocan de espalda a Los Arcos. También extienden una lona que dice “No a las sangrientas corridas de toros en Querétaro”. La mujer con la máscara de toro, se arrodilla.

Las toreras, con máscaras que simulan rostros deformes con grandes dientes afilados y sangrientos, así como ojos abiertos de manera exagerada, fingen castigar al “toro” con la espada y con las banderillas.

Las banderillas en el segundo tercio de la lidia del toro, según los aficionados a la llamada fiesta brava, sirven para animar al toro, para “descongestionar” y sacar su bravura.

Algunos más alegan que junto con la puya de los picadores lo que hacen es “romper” los músculos que le permiten al toro levantar la cabeza, algo conveniente al torero, que siempre busca que el astado “humille”.

Esto es, que no pueda levantar la cabeza y embestir con los cuernos casi pegados al suelo.

Jerónimo Sánchez asegura que la corridas de toros desaparecerán en México cuando las autoridades apliquen la ley a rajatabla.

“Ya sabemos que el sector taurino no tiene compasión del toro. Sabemos que la sangre le da igual. Ya sabemos que ellos quieren seguir haciendo una tradición igual que hace 500 años. Sabemos que lo quieren hacer, pero lo que queremos es que se cumpla la ley”, destaca.

Subraya que ya hay siete estados en México donde se han prohibido las corridas de toros. Este año se cumplen 10 años de que se prohibieron en Coahuila, que fue el quinto estado en prohibir las corridas y en ninguno de ellos han sufrido daños en su economía, argumento que usan los defensores de las corridas de toros cuando se insinúa que no se permitirá la fiesta brava.

“Dicho por los propios taurinos, menos del cinco por ciento de los animales que tiene una ganadería son los que se destinan a las corridas de toros. Realmente su economía sigue manteniéndose igual. El 95 por ciento de su ingreso sigue intacto, y en México hay dos ganaderías que se llevan el 90 por ciento de todas las corridas de toros.

No hay un impacto económico, no hay un impacto en puestos de trabajo. Ellos van a seguir trabajando mientras la ganadería exista, que es para animales de consumo y esto (las corridas) es simplemente un hobby de gente que tiene poder económico, influencia política y que quieren hacer estos eventos saltándose todas las leyes, desde la Constitución hasta las leyes municipales”, enfatiza.

Añade que la fiesta brava se debió terminar hace 200 años y, en pleno 2025, aún se sigue discutiendo su permanencia en la sociedad.

Luego, los activistas terminan su performance y se retiran. Su próxima parada será la Legislatura local.

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