México necesita reconstruirse, pero no nada más en cuanto a viviendas, sino también en cuanto a tejido social, relaciones humanas, crecimiento espiritual; por ello, organizaciones como Convoy Humanitario México han ayudado a lograr estos objetivos.

Convoy Humanitario México surgió a raíz de los terremotos del pasado septiembre; sin embargo, Aldo Quiñones, quien junto con Beto Benevento fundó este organismo, comenzó este tipo de labores desde 2005, cuando el huracán Wilma causó innumerables daños en el país. Y aunque no ha dejado de trabajar en el transcurso de estos 12 años, por ahora enfocan todos sus esfuerzos a las zonas afectadas por los terremotos del 7 de septiembre, específicamente en los estados de Oaxaca y Chiapas.

Oaxaca y Chiapas, aún en crisis

El artista y diseñador industrial explicó que durante estos meses ha viajado a varios estados en busca de apoyos económicos, humanos o materiales para las poblaciones de Oaxaca y Chiapas; estados que quedaron “olvidados por el terremoto de la CDMX”, donde sigue temblando, lo que causa pánico entre la gente que ahí reside.

“La cosa muy particular en Oaxaca es que sigue temblando. Ha habido más de 7 mil réplicas; diario tiembla y son réplicas fuertes. No llegan a ser terremotos por la magnitud, pero sigue temblando. Lo que yo veo muy grave y crítico es que no están atendidas estas familias; por ejemplo, en la comunidad de Ixtaltepec, que es una comunidad de unos 17 mil habitantes, quedó reducida a 20% (…) Lo que era una comunidad activa, se quedaron (los pobladores) sin viviendas, sin fuentes de ingreso, sin nada”, exclamó Aldo Quiñones.

El entrevistado relató cómo es que la gente vive en las calles, duermen hasta cinco familias en algún pequeño cuarto habilitado e inclusive cocinan en la calle.

Su proyecto, dijo, tiene el objetivo de dotar de viviendas dignas a estas personas, por lo que, hasta la fecha, se han llevado 110 toneladas de víveres y diversos materiales de construcción.

Convoy Humanitario

Algunos de los ejes rectores del Convoy Humanitario México son la soberanía alimentaria, la seguridad social y la autogestión cultural, todo encaminado a la reconstrucción del tejido social.

En cuando a seguridad social, Aldo Quiñones explicó que tanto Oaxaca como Chiapas son dos estados donde la gente cocina en hornos que entierran bajo la tierra, algunas de las familias se dedicaban a producir y vender el pan cocinado en dichos hornos; sin embargo, todos estos quedaron destruidos, por lo que el primer punto es dotar de una fuente de ingresos a las personas; algo que les permita salir adelante.

Para esto, el proyecto construye actualmente hornos comunitarios para que la gente de toda una población pueda usarlos al tiempo de entablar conversaciones con sus pares.

Las viviendas dignas son parte de la seguridad social: crear arquitectura de emergencia apta para las condiciones que se viven en el sur del país: lluvias fuertes, temperaturas muy altas y temporadas de vientos muy fuertes, lo que puede llegar a producir huracanes.

“Las casas que construimos son de paja y arcilla. Esto es bioconstrucción. Además de que protege (no se derrumba) en zonas sísmicas, protege contra agua y viento, y es climática porque hace un calor tremendo. Este tipo de cosas son resultado de estudios interancionales, de qué es lo adecuado para su situación climática y cultural. Además de que son una solución de emergencia, pueden ser estética”, dijo.

Soberanía alimentaria

El segundo punto es la soberanía alimentaria. Si bien, los camiones de víveres que donaron voluntarios de todo el país y de otras naciones ayudaron a resolver el problema de la alimentación los primeros días después del terremoto. Chiapas y Oaxaca son dos estados basados en una cocina muy tradicional, explicó, y artesanal; no obstante, la gente no ha podido producir sus propios alimentos, por lo que el proyecto va encaminado a la creación de huertos comunitarios, que produzcan alimentos de alto valor vitamínico, como lo son el germinado, la soya, las setas y el ajonjolí.

Por último y tercer eje, la autogestión cultural se refiere a la creación de talleres donde se enseñen oficios que la gente pueda usar para obtener un trabajo. Algunos talleres que ofrecen son carpintería, alfarería, gastronomía, etc., todos encaminados a la reconstrucción de su sociedad.

Sobre este punto, el entrevistado señaló que deben retomar el hacer sentir orgullosos a los indígenas por lo que son y tienen: una cultura propia y diversa, pues explicó que actualmente gran parte de la población de habla indígena ya no desea usar su propia lengua.

“Todo este legado que tenemos como mexicanos podría perderse si no hacemos algo como esto (…) también tenemos esta parte de afianzar la lengua. Las nuevas generaciones ya no quieren hablar sus lenguas, y esto sucede en todo México. Los niños prefieren hablar inglés, traer Nike; todo esto es la globalización. Lo triste es que todo esto tiende a perderse”, afirmó.

Explicó que los primeros acercamientos con la comunidad se dieron a través de encuestas, entrevistas testimoniales y estudios sociológicos, con los que determinaron las necesidades reales y más urgentes de la gente. Esto les permitió saber con anticipación si su proyecto sería bien aceptado.

Dar a conocer el proyecto al mundo

Un producto que surgirá, resultado de estas acciones, será un documental de cómo se ha vivido la experiencia de ayuda en estos dos estados, el cual será dirigido y producido por el estudio de diseño Tierra, de donde Aldo Quiñones también es fundador.

Tierra tiene su sede en la Ciudad de México, pero existen cientos de colaboradores en distintos países, por lo que el documental podría distribuirse en Italia, Rusia, Polonia, Inglaterra y Estados Unidos, con el propósito de hacer crecer a Convoy Humanitario México y vincularse a nivel internacional. Sin embargo, explicó que el primer paso es darlo a conocer en nuestro propio país.

“Queremos vincularnos a nivel internacional, pero estamos empezando a darlo a conocer aquí (México), porque ¡vaya! Somos mexicanos ayudando a otros mexicanos con recursos mexicanos; pero sí planeamos, más adelante, replicarlo en otros estados y países.

“Si empezamos a hacerlo más sustancial y más estudiado; independientemente de si el gobierno apoyó o no, sabemos cuál ha sido el resultado, sabemos cuál es la respuesta de nuestros gobernantes. Entonces, por eso, hemos decidido tomar acción, es una acción que tiene un fin de transformación liberadora”, finalizó.

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