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Todo comienza en la mente del fotógrafo, en sus recuerdos, en sus sueños. Teniendo en su mente la imagen a retratar, se buscan los modelos y el vestuario, se acomodan los accesorios para ambientar la escena y se apaga la luz.

Así, en total oscuridad, el fotógrafo comienza a pintar su imagen. Utilizando una pequeña lámpara, como si fuera una brocha, se dan pinceladas suaves y consecutivas recorriendo el contorno de los modelos y objetos, dando luz a la penumbra.

El resultado de esta técnica llamada “Pintar con luz” es asombroso, tanto que hay personas que al ver las fotos, dudan que sean hechas por invidentes.

Pero sí, son obras de arte hechas por fotógrafos invidentes, que por enfermedad o accidente perdieron la vista, ciegos de nacimiento o débiles visuales que a través de la fotografía muestran que en toda oscuridad hay una luz brillante.

El colectivo de fotógrafos queretanos de ArteSano Buró Cultural trabajó los últimos días de noviembre y principios de diciembre, en el Encuentro de Imagen y Ceguera, con la fotógrafa venezolana Sonia Soberats.

Hace más de 20 años Sonia perdió la vista y hoy es una de las fotógrafas invidentes más reconocidas en el mundo; actualmente radica en Nueva York y es miembro del Seeing With Photography Collective.

En su visita a Querétaro, primera que realiza a México para ofrecer un taller, la fotógrafa explicó a EL UNIVERSAL Querétaro que esta técnica de pintar con luz “es de hace años, lo que pasa es que ahora últimamente los fotógrafos invidentes han cobrado fama, somos muchos en el mundo tratando de hacer fotos con diferentes técnicas, y creo que dentro de poco en todos los museos del mundo se estarán exhibiendo fotos de personas invidentes”.

Sonia estuvo acompañada por el fotógrafo venezolano Oliver Krisch, quien habló del trabajo técnico con la cámara fotográfica. Él también participó en el taller siendo los ojos de Sonia, describiendo los espacios, los colores y el resultado final de las imágenes.

Los fotógrafos invidentes no trabajan solos, pues siempre tienen una guía que apoya en la parte técnica, que los acompaña durante el proceso; sin embargo, todo el trabajo creativo es obra de los retratistas ciegos.

Pintamos la ceguera

Del colectivo de fotógrafos queretanos participaron Daniel Rodríguez, Hortensia Trejo, Guadalupe Campos, Gerardo Morán, Miguel Ángel León y Carolina Olvera, la integrante más joven del grupo. También estuvo presente el director de ArteSano, Miguel Ángel Oceguera y el fotógrafo Raúl Núñez.

Carolina Olvera realizó la fotografía de un ángel en medio de un río, y luego de su participación en el taller comentó a EL UNIVERSAL Querétaro que Sonia Soberats es un gran ejemplo a seguir.

“Me motivé más con ella, porque realmente desde que tengo ocho años me gusta la fotografía y ahora con esto me siento como volar en el cielo, porque ahora tengo más ideas, siempre he tenido la idea de hacer fotos pero yo no sabía de técnicas”, agregó.

Guadalupe Campos recreó un funeral y esta técnica le permitió, además de aparecer en la imagen interpretando a la difunta, ser un fantasma lleno de luz.

“Siempre dicen que una imagen vale más que mil palabras y nosotros con luz decimos esas mil palabras y muchas más, porque en nuestra ceguera podemos ver, desde que creamos la imagen estamos viendo, yo la tengo en mi mente y crearla con luz es mágico, porque es la luz en nuestra oscuridad, es decir: pintamos la ceguera y la mostramos a la sociedad en una foto”, epresó Guadalupe.

Cada pincelada de luz define el estilo del retratista, por eso cada imagen es única e irrepetible. La luz en la oscuridad no tiene límite, un fotógrafo puede crear tantas imágenes como su imaginación, como sus sueños lo permita.

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