Soila Fabián Núñez tiene 61 años de edad. En 2005 le detectaron un tumor en la arteria carótida que pensaron que era benigno; sin embargo resultó ser uno de los tipos de cáncer más agresivos que hay. Cuatro meses después, fue sometida a una intervención quirúrgica.

El procedimiento fue complicado y conforme los médicos abrían la piel se dieron cuenta que la enfermedad estaba muy avanzada. En la operación le tocaron, por error, un nervio de la cara, que es del grosor de un cabello, lo cual le causó una parálisis facial y, por consiguiente, una malformación en el rostro.

Su esposo Ignacio Martínez, recuerda que el oncólogo que visitaron al principio les dijo que se trataba de un tumor benigno; pero tiempo después les indicó que no le había querido hacer la biopsia por el riesgo de que se expandiera aun más la enfermedad. Sin embargo, Soila Fabián dijo que el día de la cirugía, 5 horas antes le hicieron la biopsia.

Luego de la operación estuvo internada una semana “con un drenaje” en la garganta y una sonda vaginal, porque no podía hacer ningún movimiento. Los médicos le recomedaron reposo total para que no hubiera riesgo de que se le abriera la herida.

“Salí (del hospital) y mi boca estaba casi en la oreja, yo no sabía que era canceroso el tumor, sólo mi esposo y le habían dicho que lo más probable es que no duraría mucho tiempo, pero aquí estoy”, comenta la mujer.

La recuperación fue dura, tuvo que someterse a 25 radiaciones que le provocaron náuseas y caída de cabello, entre otros síntomas. Sin embargo comenta que aquí está y tiene ganas de seguir viviendo, sin importar su enfermedad.

En el 2007 decidió ir al Grupo Entre Amigos con Cáncer, donde les dan apoyo sicológico, tanatológico y emocional. “El salir ya con una cara no igual, con la boca chueca, no fue fácil, y me costó bastante”, detalla Soila Fabián, y agrega que las experiencias de otras personas en su situación le han ayudado en su recuperación.

“Todo ello me sirvió, pues las secuelas fueron fuertes para mí, no veo bien con el ojo izquierdo, ni escucho bien, decían que tal vez ya no iba a hablar, que perdería mis dientes y los tengo toditos, pierdo el equilibrio, pero aquí sigo”, concluyó entusiasta.

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