Aproximadamente a las ocho de la noche del pasado jueves siete, el presidente Andrés Manuel López Obrador salía de Palacio Nacional para encontrarse con los participantes del proceso interno de Morena y cederle la dirigencia del movimiento de la 4T a Claudia Sheinbaum.

Curiosamente, la reunión se celebró al lado del Templo Mayor, en el restaurante El Mayor desde donde se pueden contemplar las impresionantes vistas de los vestigios de nuestros antepasados y de la propia Catedral. Este lugar, y no me refiero al restaurante, fue perfectamente escogido por lo que representa para México, es decir, el centro del poder que por muchos años se estableció en ese lugar, así de claro. En efecto, en todas las culturas hay lugares y espacios imbuidos de un carácter sagrado adquirido a lo largo de muchos años. Pueden ser construidos por el hombre como los templos y las pirámides.

He comentado en algunas de mis columnas, que el Presidente es un hombre de símbolos y de alegorías con diversas interpretaciones.

En primer lugar, AMLO fue respetuoso y no tocó ninguna sede de los poderes, pero fue más astuto, ocupó la sede del poder de nuestros ancestros, es decir, el Templo Mayor, centro energético milenario. La entrega del bastón la realizó, no dentro del restaurante, sino en el pórtico que confluye con el mencionado Templo y, no solo eso, posteriormente, ya en la explanada del mismo conversó con la doctora Sheinbaum escoltados por dos imponentes figuras de serpientes, culminando la solemnidad.

La intriga sobre el bastón de mando ha generado múltiples interpretaciones de distintas índoles. Así, éste se volvió algo misterioso.

Pero en el mismo Palacio Nacional encontraremos alguna respuesta, ya que, en el área de visitas del Benemérito de las Américas, recinto de homenaje a Benito Juárez, podemos constatar que el propio Juárez también tenía su bastón de mando y no solo uno, sino tres, mismos que se pueden observar a través de una vitrina que en su parte inferior contiene las siguientes leyendas:

- Bastón de mando, obsequiado a Benito Juárez durante su gestión presidencial.

- Bastón de mando de Benito Juárez. Tapa de Brocha, pastillero. Baltazar Villalobos, Mérida, Yucatán.

- Bastón de mando hecho en caña de la India. En la empuñadura se lee: “Al poder de los Pueblos Santa María Ixcatlán”.

En efecto, AMLO, ferviente admirador de Benito Juárez, revive uno de los secretos del Benemérito que curiosamente se encuentra en Palacio Nacional.

Como lo mencioné, el bastón tiene diversas interpretaciones, incluso los pontífices portan un báculo dorado o amarillo que simboliza la detentación del poder. Asimismo, es un símbolo que se entrega a autoridades de distintas comunidades indígenas y su forma representa la rectitud, la armonía, el equilibrio y unidad. Los listones significan la cosmogonía de la comunidad que lo otorgó. Quien lo acepta tiene ahora la carga de las responsabilidades del mismo.

Así le entregó el presidente López Obrador a Claudia Sheinbaum el bastón de mando del Movimiento de la 4T.

Pero recuerda, así como Juárez tenía varios, faltaría otro bastón para detentar el Poder Ejecutivo Federal, es decir, la Presidencia de la República, me refiero al que entregarán los ciudadanos vía el voto como pueblo soberano que detenta el poder ciudadano a quien resulte ganador en las urnas de la elección presidencial del 2024.

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