Y bien, las clases han iniciado.

Los mejores estudiantes, o son muy disciplinados o disfrutan mucho su escuela. Está demostrado que una calificación alta no garantiza el éxito en el futuro, pero estas dos cualidades son verdaderas competencias para la vida.

Un alumno que sabe aprender, que afronta retos y circunstancias y, que es capaz de socializar sorteando las diferencias sociales a su favor, tiene las cualidades básicas para triunfar.

Además, hay algunos factores clave que harán la diferencia para que sus hijos tengan éxito no sólo en la escuela, sino en la vida, y aquí van algunos que se pueden trabajar desde casa:

1.La escuela debe verse como un espacio atractivo, agradable, lúdico y que representa una aventura de vida para el alumno. Nunca manifieste opiniones de la escuela que les transmitan a sus hijos miedo, aburrimiento o rechazo. Frases como: "uy qué flojera, ya te vas a la escuela..." pueden generar aversión a ella. Recuerde que la opinión más importante para un hijo es la de sus padres.

2. Aunque lo sienta, no cometa el error de hacerle sentir al niño que !por fin entró a clase y qué bueno que se acabaron las vacaciones! Que no se quede con la sensación de que ya no lo aguantaban en casa. No les eche la culpa a otros de una falta de capacidad para poner orden o disciplina en el hogar. Muchos de los problemas de conducta o aprovechamiento son porque el alumno se siente rechazado o no aceptado en casa.

3. Interésese por conocer la opinión de su hijo sobre su responsabilidad de vida que es el estudio; dese tiempo para preguntar cómo se siente y qué le parecen su escuela, el ambiente, sus compañeros y maestros. Gran parte de la soledad de los alumnos se encuentra en familias que no conversan sobre la vida diaria.

4. Comente y comparta los temas, tareas, retos y curiosidades de su hijo. Ayúdele a encontrar su vocación a partir de lo que más le gusta aprender. Eso estimulará su pasión en la vida y, si el conocimiento que adquiere lo va relacionando con su vida y su entorno, provocará un estudiante autodidacta.

5. Aunque el aprendizaje es esencial en la escuela, un factor fundamental del desarrollo personal es la vida social del alumno. Pregunte qué le parecen sus compañeros, muestre interés por sus amistades y sexualidad. No cometa el error de criticar antes de conocer a la gente que le rodea, no los rechace ni los culpe de las conductas que no le gustan de su hijo, eso provocará que les tenga más confianza y afinidad a otros que a sus padres, y mermará la confianza en sí mismo. Las "malas amistades" son producto de la falta de confianza de los hijos hacia sus padres.

6. Empodere a su hijo, celebre sus logros y ayúdele a salir adelante de sus errores. Haga que sienta confianza en sus capacidades y no critique sus defectos. Muchos padres cometen el terrible error de decir: "tú no eres bueno para matemáticas". Etiquetar a su hijo puede llevarlo a un fracaso académico de por vida. Una palabra puede doler más que un golpe, con la diferencia que la palabra frustra y trauma por mucho más tiempo. Es sorprendente ver cómo en las escuelas hay alumnos que ya llegan derrotados mentalmente creyendo que no van a poder. Y, ¿qué cree? Efectivamente, no pueden.

7. Un error es una gran oportunidad para mejorar, para conocerse, para crecer, no para caerse o reprocharse. Compréndalo y transmítalo a su hijo.

8. Evite presionar de más, amenazar o castigar por calificaciones. Es impresionante la cantidad de niños y jóvenes con gastritis, ansiedad y estrés. Recuerde que, si disfruta la escuela, difícilmente la dejará.

9. Cuando su hijo tenga un conflicto con algún compañero, maestro o autoridad, ayúdele a que él mismo lo resuelva. No aportará mucho a su madurez social si se enoja y va a reclamar a la escuela, a menos que el caso esté fuera de su alcance. A los niños y jóvenes que son "bulleados", les falta desarrollar su madurez e inteligencia emocional. Si su hijo es molestado constantemente, no es culpa de los otros.

10. Si llega a sospechar o a comprobar que su hijo está consumiendo alguna droga, acérquese. No juzgue, comprenda y conozca qué le falta, cómo se siente, cuál cree que sea su debilidad o fragilidad o si está enojado con ustedes, sus padres. En la adolescencia son comunes los "bajones emocionales" o los enojos con parientes cercanos, principalmente los padres en momentos en los que el niño o joven se sienten vulnerables. Una adicción siempre tiene un trasfondo emocional, si se resuelve es difícil que alguien se vuelva adicto.

11. Cuando vea signos de enamoramiento, comprenda, empatice y entienda a su hijo. Pueden ser momentos difíciles en los que su autoestima, su valor, su auto imagen y su sexualidad pueden ser cuestionadas por él mismo y, por lo tanto, necesita seguridad, apoyo y empuje.

12. Tenga reglas y mantenga la disciplina y el orden en casa. No espere a que en la escuela aprenda lo básico de la vida. El niño y el joven deben saber dónde están los límites y cuáles son las consecuencias de sus acciones. Eso es la conciencia básica que le dará un seguro de vida al evitar conductas de riesgo.

13. Los premios y castigos son buenos, pero muy básicos. Lo mejor es que haya una motivación propia, que siempre se va a encontrar en el gusto por algún tema, desafíos, retos, logros y cuando aprende a disfrutar de sus deberes.

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