La semana pasada, la presidenta Claudia Sheinbaum asistió a la cumbre del Grupo de los 7, mejor conocido como G7, en Kananaskis, Alberta, Canadá; en donde discutió temas de política, seguridad y comercio con otros líderes de Estados de gran presencia e influencia en el globo. ¿Cómo puede leerse la invitación de nuestro país a esta reunión y qué implica su participación?
El G7 es un foro político y económico, principalmente, originado en 1973 por Estados Unidos de América (EUA), Reino Unido, Francia, la entonces República Federal de Alemania y Japón. En los años subsecuentes se integraron Italia y Canadá, y a finales del pasado milenio, Rusia se incorporó. Sin embargo, tras la invasión rusa a Crimea en 2014, el país eslavo fue expulsado, quedando solamente siete países en el grupo.
De esta manera, el G7 se configura como un foro donde participan las siete economías occidentales más industrializadas del globo, y que por mucho tiempo dominaron la toma de decisiones económicas, financieras y comerciales del planeta. Sin embargo, los ascensos de algunas economías del Sur Global han rivalizado y competido naturalmente con este grupo, como es el caso de China, India, Rusia, Brasil, Indonesia, Vietnam, Pakistán, entre otros.
El G7 ha visto reducirse su capacidad de control e influencia en el escenario internacional, por lo que se ve comprometido a incluir otros países para formar un bloque de mayor peso y poder que permita mantener su posición en el globo. Así es como en ocasiones, este grupo invita a algunos países a participar en sus cumbres para integrarlos en las discusiones, generar acuerdos de cooperación y, consecuentemente, formar alianzas en las agendas de intereses comunes. Así es como el primer ministro de Canadá, Mark Carney, anfitrión de la cumbre, decidió invitar a México.
México es una potencia media, así se puede considerar a raíz de sus características en torno a su crecimiento y desarrollo económicos, su recurso demográfico, su posición geográfica, sus recursos naturales, su influencia en la región, así como por su participación, diplomacia conducida e imagen en foros internacionales. Todos estos son elementos que permiten diferenciar a un país y hacerlo atractivo para que otros lo busquen para colaborar.
Por otro lado, el hecho de que el todavía líder de Occidente, EUA, bajo el mando de Donald Trump, esté ahora generando caos e incertidumbre con sus acciones, afectando a rivales, pero también a aliados y socios cercanos; también es una razón central en la decisión de Carney de invitar a Sheinbaum a la cumbre del G7. Canadá necesita de este grupo, pero también le es relevante fortalecer su relación con México, puesto que eso permite consolidar un apoyo mutuo ante las inclemencias que se presenten desde la Casa Blanca en estos tiempos.
México es un actor distinguido en el escenario internacional por muchas razones. Por ende, resulta de la más alta relevancia que pueda ir participando de manera activa y frecuente en espacios como el G7, con naciones con una posición internacional sólida. Aquí, nuestro país tendría que preguntarse qué es lo que quiere para el futuro, contemplando, sobre todo, los cambios geopolíticos que se están gestando con la presencia de actores crecientemente poderosos, como China e India, y aquellos que irrumpen el orden y la seguridad internacional como Rusia, Israel y el mismo EUA.
Historiador e internacionalista
@NielsRosasV (X)