Mucho se ha comentado en las últimas semanas sobre qué posición debiera asumir nuestro país ante los aranceles que ha venido determinando unilateralmente Trump. No sólo México, sino las dos regiones a las que pertenecemos simultáneamente (Norteamérica y Latinoamérica); lo mismo que Europa y Asia han tenido que reflexionar sobre qué posición tomar. ¿Debemos confrontarnos o negociar?
No debemos perder de vista que la guerra comercial de Estados Unidos es directamente contra China, y el gigante asiático es quien debe hacer frente al unilateralismo estadounidense; subirse a un “ring” entre las dos economías más fuertes del mundo no es lo más aconsejable. Los últimos datos nos arrojan una escala de 27 billones de dólares frente a 18 billones, lo que mantiene a China al acecho de Estados Unidos por 9 billones de dólares que es justamente el tamaño de la economía de nuestro país.
Nos encontramos ante una nueva gran oportunidad, algunos la han bautizado como “segunda oleada” del nearshoring. Si México aprovecha este enfrentamiento para replicar la estrategia brasileña (BRIC= Brasil, Rusia, India, China) no sólo mantendrá sus beneficios norteamericanos protegidos por el T-MEC que permanece intocado, lo mismo para Canadá que para México; sino que incorporar la puerta que ha abierto un mercado como el de Brasil, que nos aventaja en la región, nos puede fortalecer ante el escenario actual, aprovechando lo mejor de los dos mundos. El mundo norteamericano al que pertenecemos por geolocalización y el mundo latinoamericano del que somos parte por identidad cultural.
Prueba de lo anterior es la reciente “Declaración de Tegucigalapa” que se adoptó el 9 de abril pasado por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) donde se adoptaron prioridades de inversión como región en materia de energía, movilidad, cambio climático, ciencia, tecnología, innovación, infraestructura y comercio entre otras.
Debe destacarse que la CELAC tiene un acercamiento muy relevante tanto con el continente europeo, como con China, precisamente.
¿Por qué pelearnos entonces y querer subirnos al ring entre estas dos potencias? Esperemos pues que los dos contendientes se enfrenten comercialmente y aprovechemos las ventajas de estar en un lugar privilegiado cerca del principal consumidor mundial, y simultáneamente fortalezcamos a los proveedores locales para cumplir con el contenido nacional que nos ofrece el T-MEC con tasa CERO.