Desde hace 22 años, la familia Rodríguez Santibañez inició un negocio de nieves artesanales llamado “Helados KDerey”, donde ofrecen más de 90 sabores a las familias de Cadereyta y Querétaro.
Orgulloso de esta receta familiar para crear helados artesanales y saludables, Elí Rodríguez se encarga actualmente de administrar el negocio de sus padres.
“Me involucré en este negocio familiar desde que yo era muy chico, lo siento también como mío y siempre estoy pensando en aprender y hacerlo crecer”, comenta.
Los helados se ofrecen de manera tradicional en jardines y plazas públicas de Cadereyta, y en Querétaro, han estado presentes en el Mercado Universitario UAQ, en las instalaciones del Gómez Morín y en el Festival de Comunidades Extranjeras.
El impulsor de esta pequeña empresa fue el padre de familia, Elí Rodríguez Velasco, quien laboró por muchos años ejerciendo su profesión de médico veterinario. No obstante, cuando se retiró de su carrera como profesionista, decidió hacer realidad uno de sus sueños, aprender los secretos de las nieves artesanales.
Para lograrlo, trabajó durante dos años en distintas heladerías de Celaya donde aprendió las técnicas para preparar este refrescante postre. No obstante, cuando regresó a Querétaro con las recetas aprendidas, fue su esposa Hortensia Santibañez Marín, quien modificó no sólo las recetas sino que cambió por completo los ingredientes, creando así una receta familiar propia y saludable.
“Mi papá siempre quiso poner un negocio de nieves y para eso se fue a trabajar a Celaya donde aprendió varias recetas, estas recetas mi mamá las modificó y mejoró, cambió los ingredientes para que tengan menos azúcar y sean más saludables, eliminó saborizantes artificiales para meter productos sin químicos, de mayor calidad. Algo que nos caracteriza es que no usamos base para espuma, todo eso nos ha dado un plus”, explica.
Durante más de 20 años, Helados KDerey ha preparado más de 90 sabores, algunos se ofrecen de manera permanente, y algunos otros son de temporada.
Todo el año cuentan con sabores tradicionales como vainilla, fresa, chocolate y mantecado, pero también sabores exóticos como mezcal, coñac con arándanos, baileys, ciruela pasa con ron, y sabores de temporada como garambullo y pitaya, entre otros.
Helados KDerey surgió hace 22 años en el municipio de Cadereyta, donde la familia comenzó con tres sabores de helados, hechos principalmente para compartir con familiares y amigos. Sin embargo, al ver la aceptación de la gente, los emprendedores se aventuraron a preparar 10 nuevos sabores, después 15, 20 sabores más, hasta que entendieron que el proyecto de emprendimiento debía crecer más allá de la familia.
“Al principio todo lo iniciamos en un rinconcito de nuestra casa, empezamos con dos o tres sabores sólo para la familia, cuando mi mamá se decide a hacer 10 sabores más, compramos un refrigerador, conforme fue pasando el tiempo la nevería dejó de estar en un rinconcito y construimos un pequeño taller sobre la casa de mis papás. Poco a poco hemos comprado equipo que nos permite aumentar la producción, sin que dejen de hacer artesanales.
“Tenemos 22 años con el negocio, al principio sólo estábamos en Cadereyta pero conforme fueron conociendo nuestros helados nos fuimos extendiendo por ejemplo a Querétaro, tenemos siete años que vamos al mercadito universitario, al Gómez Morín y el Encuentro de las Comunidades Extranjeras. Por la pandemia se han detenido muchos de estos eventos, pero en cuanto se activen volveremos a estar presentes”, comenta Elí Rodríguez.
Así, comenzaron a comprar el equipo necesario para aumentar la producción, sin eliminar el proceso artesanal con el que los helados son elaborados. Siempre se han vendido de manera tradicional, en un pequeño carrito de nieves que se instala en la plaza principal del municipio. Sin embargo, desde hace siete años ya tiene puntos de venta también en la capital del estado.
Actualmente, Helados KDerey es una empresa familiar que da empleo a seis personas, cuenta con un logo oficial y marca registrada. Y Aunque Elí Rodríguez reconoce que la pandemia sí afectó la estabilidad del negocio, también es optimista con sus planes a futuro.
“Lamentablemente uno no tiene la cultura del ahorro y por la pandemia estuvimos cinco meses parados, cerraron todas las plazas y tuvimos que vender algunas cosas para sobrevivir a esta crisis, pero cuando nos permitieron volver a las plazas salimos de nuevo a recuperar el ritmo. Tuvimos que descansar a los empleados porque paramos la producción por completo, pero afortunadamente todo se está reactivando y estamos nuevamente a recontratado.
“Tenemos muchos planes a futuro, queremos tener un local en el centro de Querétaro para que más gente nos conozca, y de manera personal yo quiero seguir con este proyecto que iniciaron mis papás, yo siempre pienso en otras formas de hacerlo crecer; pienso en un lugar donde siempre tengamos disponibles los 90 sabores que hemos creado”, expresa.