Fumar es un placer, dice una canción antigua. Sin embargo, con los años, este hábito se ha vuelto más estigmatizado (con justa razón) a tal grado que la prohibición de ejercerlo en casi cualquier lugar público ya es algo común... aunque los fumadores ahora se sienten señalados.

José Francisco fuma desde los 20 años. En días pasados se sorprendió al ver que en una tienda de conveniencia en donde estaban exhibidos los cigarros ya no había nada, ni los colores vistosos con los empaques de las marcas; todo es parte de la nueva ley antitabaco a nivel nacional.

“Cada quien se puede matar con el veneno que quiera. Si nosotros nos queremos matar con el tabaco, que nos den la libertad de hacerlo. ¿Por qué las autoridades coartan nuestra libertad de fumar?”, se cuestiona el hombre de 48 años.

El debate sobre la exhibición de los cigarros genera en los menores de edad “la curiosidad” de probar el tabaco, situación que motivó a los legisladores a prohibir la exposición y exhibición de este producto en los expendios que lo comercialice.

“Creo que todos quienes fumamos sabemos los riesgos que corremos con el tabaco. Sabemos que nos hace daño, que probablemente enfermaremos de cáncer de pulmón, enfisema, o del corazón. Estamos, creo yo, conscientes de ese riesgo, pero lo asumimos, porque tenemos muy arraigado el vicio y la adicción o porque no queremos dejarlo”, indica.

Muchos fumadores son sorprendidos por la medida de ocultar los cigarros a la vista de los consumidores.

Algunos preguntan a los encargados de las tiendas de conveniencia dónde están los cigarros o si aún los venden, les sorprende la medida, muchos no la sabían. Conocían sobre la nueva ley que prohíbe el consumo de tabaco en lugares públicos.

Ahora los espacios para fumar son pocos, las multas son elevadas tanto para fumadores como para los negocios que lo permitan, aunque para muchos de estos locales las nuevas reglas contra el tabaco atenten contra sus establecimientos.

En los restaurantes ya no existen, en teoría, los espacios para fumadores. Los sitios habilitados hasta hace unos años para recibir a quienes después de comer gustan de un cigarrillo, se cierran. Ya no se puede consumir tabaco en ningún lugar.

El encargado de una tienda de conveniencia señala que las ventas de cigarros, a unos días de la entrada en vigor del nuevo reglamento antitabaco, han disminuido poco.

“Para quienes fumamos nos importa poco si los esconden o no están a la vista. Sabes que si vas a comprar cigarros los compras y punto. Ya tienes el vicio y no es fácil salir de él”, añade.

Para otros la advertencia y la prohibición llega tarde. Víctor fumó por 30 años, ahora, apenas en su mediana edad, padece una afección cardiaca y el cigarro es el causante.

“No lo entiendes [el dejar de fumar], por más que te dicen. Crees que nunca te pasará nada, que lo más grave será el cáncer pulmonar, de garganta, lengua, pero no es sólo esa enfermedad. Las consecuencias son graves. Con los años no sólo es el daño a la salud, es lo caro que cuestan los medicamentos que tienen que comprar para seguir vivo”.

Como exfumador, Víctor no ve mal las medidas que prohíben fumar en lugares públicos. Al contrario, lo agradece, pues así se evita “la tentación” de fumar cuando huele el tabaco.

“Sé que no volveré a fumar en mi vida, eso me mataría, pero aun así, cuando me llega el olor al cigarro siento la tentación. Se necesita mucha fuerza de voluntad para no volver a caer en el vicio del tabaco.

“La adicción al cigarro es muy fuerte. Es más fuerte que cualquier otra. No te la quitas de encima fácilmente”, precisa.

Dice que se debe proteger a los no fumadores del humo de segunda mano. Evitar que niños y no fumadores estén expuestos al humo del tabaco, que es igual o más nocivo que si fumaran.

Además de los costos a la salud, Víctor piensa en todo lo que gastó en cigarros: “No me importaba cuando subían los cigarros, escuchaba que mucha gente decía que era una buena oportunidad para dejar el hábito, pero no es así.

“Se tiene el vicio y se paga por él, no importa mucho cuánto te suban los cigarros, los vas a comprar. Sí, te va a doler pagar más en un principio, pero luego te acostumbras, hasta el nuevo aumento. Ahora gasto en médicos, medicinas y terapias de rehabilitación”, subraya.

Víctor apoya la libertad de las personas para decidir qué consumir y qué no. Si la gente quiere fumar, dice, lo puede hacer, pero debe de hacerlo sin causar molestia o daños a los demás.

“Cuando fumaba no era consciente de las molestias que causaba a quienes estaban a mi alrededor. Cuando me comencé a hacer consciente de ello, busqué fumar en lugares donde no molestara a los demás.

“Te das cuenta que el humo de tu cigarro molesta, que incomoda a los demás. Incluso, tu olor es molesto para los demás. El humo del cigarro te deja un olor desagradable, pero no lo percibes tú, son los demás quienes lo perciben”, agrega.

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