Querétaro, Querétaro.-

La peluquería de Mario Rodríguez Hernández está vacía. La gente en estos días de pandemia y emergencia sanitaria prefiere guardarse en casa que ir a cortarse el cabello. Aunque el trabajo no se ha detenido del todo, aún hay clientes pero en menor número. Al igual que Mario muchos peluqueros y estilistas se ven afectados por la contingencia sanitaria derivada por la presencia del Covid-19.

A diferencia de muchas otras peluquerías, Mario sí puede abrir aunque sea unas horas al día que le permiten tener algunos clientes pues por la cuarentena la gente no sale o prefiere ahorrar ante la situación económica.

En este confinamiento es tiempo de greñudos, de los matudos, las cabelleras largas. Es el look de la cuarentena y el aislamiento.

Mario no se queja. Tiene trabajo, aunque sea poco, aunque no sea tan numeroso como antes de las medidas sanitarias para contener el avance de SARS-CoV2 causante de Covid-19.

Frente a la peluquería de Mario se encuentra otra. “Mira, así estamos todos”, dice mientras señala a su colega, quien está sentado en un sillón hojeando una revista, en espera de clientes.

Rodríguez Hernández apunta que en ese negocio tienen ya 36 años y nunca habían pasado por algo semejante. Son muchos días con poca gente en las calles. La economía se complica para todas las familias.

Alrededor de la peluquería hay otros negocios que dan servicio. La mayoría son de alimentos, por lo que se justifica que estén abiertos. De hecho, casi todos los negocios de la zona donde está el negocio de Mario son de comida, la necesidad más básica de la población.

“Sí ha bajado la gente que viene a cortarse el pelo. Ha sido como un 40 50% la clientela. No nos dijeron o no nos han dicho que cerremos, pero tenemos medidas de sanidad e higiene. Este negocio tiene 36 años, y no nos había pasado algo así”, asevera.

Comenta que desde finales de marzo comenzó a notar que la clientela disminuía. Ese tiempo fue cuando las medidas de sanidad se hicieron más severas y cuando los casos de Covid-19 comenzaron a multiplicarse en el estado.

La peluquería de Mario combina el estilo clásico con algo más moderno. Los sillones son muy típicos de las peluquerías y despiertan un sentimiento de nostalgia. Mientras que en las paredes del local hay carteles con cortes modernos. Una bocina ameniza la tarde de Mario y dos acompañantes que están en el negocio y le sirven de compañía.

En la calle se aprecia movimiento de gente. En esta zona de la ciudad el aislamiento y la cuarentena son más un exhorto a una medida obligada por la emergencia sanitaria. Lo mismo pasan hombres o mujeres solos que van a comprar víveres, y que acatan las medidas sanitarias, como usar cubrebocas, respetar la sana distancia y no salir más que una persona por familia a la calle.

Sin embargo, no todos los hacen. Aún hay gran cantidad de personas que salen a la vía pública en familia, incluso con bebés, y sin respetar ninguna medida de sanidad. Mario los observa pasar. No hay prisa para este veterano peluquero que con paciencia espera que lleguen los clientes.

Dice que la gente acude relajada, no con miedo, pero sí con algo de preocupación por la pandemia y los posibles contagios que se pudieran presentar durante esta contingencia.

Subraya que antes de la pandemia, cada día tenía más de 15 clientes. Hoy a lo mucho atiende a ocho personas diariamente. Sin embargo, cuenta que en un “buen día” pueden llegar hasta 10 personas. Una reducción de la mitad o más de la mitad, de la clientela que tenía antes de la emergencia sanitaria.

“Yo creo que por lo mismo que están encerradas las personas no vienen a la peluquería. Han de pensar que hasta que regresen a trabajar ya se vienen a cortar el pelo. Varios clientes me han dicho que ya les urgía cortarse el pelo, que no aguantan tanto tiempo así, sin cortarse el cabello. Pero si lo dejado más tiempo”, asevera.

En la bocina se escucha un noticiero de radio que informa de las últimas noticias referentes al Covid-19 y su avance en el mundo y el país. Las cifras de decesos y contagios aumentan todos los días en México y el orbe, en algo que parece no se detendrá.

Mario limpia sus tijeras, peines y todo el equipo que usa para cortar el cabello. Mientras lo hace reflexiona sobre lo que espera de la nueva normalidad que vendrá cuando la emergencia sanitaria pase, aunque los expertos auguran que nada será igual.

“Creo que poco a poco esto volverá al 100. Pienso que durante este mes podría empezar a estar más activa la gente, y esto pueda recuperarse”, abunda.

Mientras a lo lejos se escucha el tren, Mario comenta que abre a las 10:30 de la mañana y cierra a las ocho de la noche. Sin embargo, agrega, hay ocasiones que a las siete o siete y media ya no hay gente en la calle, “se acabó el día, por decirlo así”.

Los viernes y sábado, apunta, se ve más movimiento. Incluso, muchos clientes acuden los sábados a cortarse el cabello, porque tienen más tiempo o porque ese día les pagan. Pero en los últimos sábados la situación no ha cambiado mucho, son como días normales, como días entre semana. “Hay que seguir, hay que estar. Este trabajo es de estar, estar, estar”, puntualiza.

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