La cabecera municipal de Colón se convierte en el epicentro de las peregrinaciones provenientes de Tequisquiapan, San Juan del Rio, y las comunidades aledañas del municipio que veneran a la Virgen de los Dolores de Soriano.

Esto en medio de un tianguis y una oferta gastronómica amplia, que incluye pulque, gorditas de maíz, quebrado, hasta tepache y dulces típicos; las romerías se integran a las diferentes misas con las vírgenes peregrinas de la advocación de los Dolores de Soriano.

Con las mejores galas, acompañan a las peregrinaciones las danzas tradicionales. Al interior, los fieles ocupan un gran espacio en la basílica.

La Virgen de los Dolores de Soriano, entronada en el altar mayor, fue traída en 1705 por la orden de Dominicos después de conquistar a los pueblos originarios Jonaces.

Con características arquitectónicas del neoclásico, la Basílica de la Virgen de los Dolores de Soriano se encuentra anexa al templo de Santo Domingo, y fue construida en el periodo que comprende desde el años de 1880 hasta 1912.

Ahí se venera a la Virgen de los Dolores. Una escultura de madera policromada de 65 centímetros de altura.

La historia señala que su construcción se debe a la gran afluencia de peregrinaciones al templo de Santo Domingo para venerar a la imagen de la Virgen de los Dolores.

Poco se sabe sobre el origen de esta hermosa imagen, probablemente fue traída de España e inspirada en las Dolorosas de Sevilla. Se dice que llegó a México gracias los misioneros dominicos, quienes la llevaron a la Misión de Maconí, región habitada por los chichimecas.

Anualmente recibe esta Basílica más de 2 millones de peregrinos, convirtiéndose en el recinto religioso más visitado del Bajío mexicano y del estado de Querétaro.

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