Este año la Universidad Autónoma de Querétaro hizo historia en el deporte. Sus seleccionados consiguieron 12 medallas en la Universiada Nacional, lo que impuso un récord para la institución y para el deporte estatal a nivel universitario.

Misael Hernández Vargas es estudiante de la licenciatura en educación física y ciencias del deporte en la UAQ, y practica la disciplina de lucha olímpica. El 10 de mayo de 2017 es una fecha que Misael jamás olvidará, una fecha en la que se colgó la medalla de oro en la Universiada Nacional en Nuevo León.

“Por el día en que la gané, ha sido la medalla más importante hasta ahora para mí. En el momento en que gané, se me vinieron muchas cosas a la mente, primero: cuando un profesor de la universidad me reprobó por haber faltado, también pensé en las veces que llegué tarde a la escuela porque tenía que entrenar antes y los profesores no me dejaban entrar o me ponían retardo; también pensé en que no le fallé a la universidad respecto al apoyo que me brindaron y finalmente me demostré que podía lograr lo que yo quisiera”, explicó.

Misael tenía 13 años cuando descubrió el deporte que cambió su vida. “Estaba estudiando en una secundaria cuando empecé a entrenar y me volví parte del equipo estatal, el entrenador, Héctor Jiménez, me invitó a formar parte de la escuela de Talentos Deportivos. Se lo comenté a mis papás y les pareció buena idea, fue como inicié el compromiso, estaba en segundo [año] de secundaria cuando ingresé a Talentos y también estudié los tres años de preparatoria. En la lucha encontré una pasión que no había tenido con otros deportes”, comentó.

Con cada cambio vienen cosas difíciles, el ser humano vive una fase de adaptación que no resulta cómoda en la mayoría de los casos.

“Fue difícil cuando entré, cambié mi estilo de vida. Los primeros cuatro días que tenía que entrenar en la tarde, pensaba si había sido lo mejor el haberme cambiado de escuela [ríe], lo consideraba un error, porque al principio para mí solamente la lucha era un pasatiempo. Llegaron las primeras competencias y me enamoré de ellas, ya no me gustaba entrenar, yo quería competir siempre”, expresó.

La vida deportiva es una constante competencia. Desde que empieza la temporada, los atletas están en una lucha crucial por obtener los objetivos, no solamente se trata de ganarle al rival, se trata de romper marcas personales, de perfeccionar la técnica, de tener temple ante cualquier circunstancia y de estar en perfecta forma física todo el tiempo.

El primer ciclo rumbo a Olimpiada Nacional no fue fácil para Misael, pero el aprendizaje que le dejó es lo que siempre lleva en la mente.

“La primera Olimpiada que tuve en Aguascalientes es la más importante para mí, yo no logré la clasificación, tenía dos meses de haber empezado a entrenar por lo que solamente competí en el estatal. El entrenador me dio la oportunidad de ir a esa Olimpiada porque él sabía que próximamente yo estaría representando ahí a Querétaro. En Veracruz logré un cuarto lugar, en Nuevo León logré un tercer lugar, al siguiente año en el Nacional Juvenil en Tijuana gané el segundo lugar”, dijo.

El deporte en la universidad.

Luego de cinco años en la escuela de Talentos Deportivos, Misael tuvo un nuevo cambio… la universidad. El proceso sigue, pues durante cinco años convivió con atletas de alto rendimiento y fue difícil la adaptación en las aulas universitarias, al encontrarse con jóvenes tan diversos.

“No es la misma mentalidad entre los chavos que conocí en el deporte a los que no están relacionados al deporte, la forma de pensar, las personalidades son muy diferentes, incluso los profesores de Talentos entienden lo que haces. Fue muy diferente al salir, yo llegué a la universidad con la idea de seguir en el deporte, pero comenzó a ser difícil, los horarios no se acomodaban para los entrenamientos, fue reacomodar todo y pensé en dejar el deporte”, aseveró.

Misael quiere profesionalizarse, pero sabe que el deporte es muy celoso y necesita más tiempo del que se tiene en la vida.

“Yo soy de los que piensa: la materia se salva, la competencia no. Un profesor nos ponía un ejemplo, de que él dejó unos Juegos Olímpicos por presentar su examen de titulación, y yo pensé en que había sido tonto, en que no amaba al deporte; porque yo hubiera elegido iniciar otra carrera en lugar de perder una oportunidad como esa”, comentó.

A pesar de tener una selección universitaria, una coordinación que respalda el trabajo de los deportistas, así como resultados que hablan del trabajo que se está haciendo en la UAQ respecto al deporte; aún hay catedráticos que no muestran empatía con los estudiantes que son deportistas, los afectan no justificándoles faltas por competencias y no siendo flexibles cuando la entrega de alguna tarea o examen se empalma con las competencias. Este hecho ha afectado a un gran número de deportistas que se ven obligados a decidir entre su deporte o la escuela.

“Me gustaría que fueran más empáticos, la universidad se ha caracterizado por la empatía que tiene con las madres solteras, con las personas de bajos recursos y es algo por lo que elegí a la UAQ, yo pensaba en que para ellos no había límites en cuanto al apoyo y espero que sea lo mismo para el deporte, que los maestros sean empáticos, a veces justifican a alumnos que consiguieron un justificante por estar en una borrachera, creo que debería ser más fácil justificarle a un alumno que está compitiendo por la universidad”, sentenció Misael.

El joven de 20 años se planteó terminar la carrera en cinco años más (lleva uno y son cuatro) debido a que ha tenido que dar de baja algunas materias para poder estar a la par en su deporte y en la escuela, y de esta manera poder obtener los resultados esperados en ambos sectores.

Experiencia y anhelos.

El deporte ha sido un parteaguas en la vida de Misael, gran parte de las experiencias buenas y de aprendizaje han llegado a través de la lucha.

“Gracias al deporte me subí por primera vez en un avión, conocí la playa, yo gracias al deporte no caí en una adicción, en mí ha sido todo, tengo ingresos propios y fue por eso que elegí la carrera. Me ha dejado a mi mejor amigo, me formó un carácter, me ayudó a ser siempre visionario y trabajar sobre una meta, tengo una identidad como deportista, el deporte te ayuda a tener disciplina, aprendes a negar una cuba, un cigarro o una fiesta, sin que te duela, como deportista sabes que hay algo más importante, el deporte no te quita, te da”, mencionó.

El mundial universitario en 2018 es con lo que más sueña, y a pregunta expresa: ¿qué le diría a la lucha si fuera una persona?, Misael no se guardó el sentimiento y la pasión con la que entrena todos los días: “Le diría que la amo, pero la odio, la quieres dejar, pero no te deja, es como una relación amorosa inestable, le dices adiós, pero de repente piensas en ella y no la sueltas [ríe]”, finalizó.

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