Cuando Germán Santillán y Ruth Valladares crearon su empresa chocolatera no tenían ni idea de que además de generar una fuente de empleo para aminorar la pobreza, terminarían impulsando el renacimiento del cultivo de cacao en territorio oaxaqueño.

Ambos jóvenes de 26 años unieron sus talentos para crear Oaxacanita, una productora artesanal de chocolate.

La microempresa tiene su base de operaciones en Tamazulápam, comunidad de la región Mixteca, considerada la más pobre del estado, y donde recientemente el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), ubicó al municipio más marginado del país: Santos Reyes Yucuná.

Germán cuenta que la pobreza de la región se extiende en al menos 155 localidades, principalmente por falta de empleo. Esa razón los impulsó, a él y Ruth, a decidir que su chocolatera nacería en cuna mixteca. Hoy el proyecto da empleo a 26 familias.

La idea de combatir la pobreza con chocolate nació en 2013, cuando Germán, egresado de la carrera de Ciencias Empresariales de la Universidad Tecnológica de la Mixteca (UTM) en Huajuapan, hizo sus prácticas profesionales en la Cámara de Comercio y Tecnología México-China. Allí, una plática le abrió el horizonte de oportunidades de comercio.

Le sugirieron comenzar una iniciativa relativa al chocolate, sobre todo porque en Tamazulápam, su comunidad de origen, la gente bebe chocolate como una tradición, e incluso como un ritual propio de bodas, velorios, nacimientos y acontecimientos importantes. Ahí nació la semilla e iniciaron las investigaciones para hacer germinar la empresa.

Luego de explorar todas las posibilidades, y ya con Ruth en el proyecto, surgió Oaxacanita, firma que apostó por rescatar la receta tradicional del chocolate elaborado a base de cacao, azúcar, almendra y canela: fórmula heredada de las cocineras tradicionales.

Para reconocer el valor de la preparación ancestral los jóvenes buscaron a mujeres que antes se dedicaban a labores del hogar para sumarse a la iniciativa.

Mucho chocolate, poco cacao

El nacimiento de Oaxacanita se dio en terreno fértil. Datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Rural (Sagarpa) indican que el chocolate es uno de los productos más consumidos en el país, pues anualmente cada mexicano consume al menos 0.5 kilos.

Pero ni siquiera por su alta demanda el cultivo del cacao, materia prima del chocolate, se ha explotado a gran escala en México. Por el contrario, su producción ha bajado en más de 46.2% entre 2013 y 2016.

Según la Sagarpa, México consume al año 65 mil toneladas de cacao, pero sólo produce poco más de 26 mil. Ese déficit, de 39 toneladas se cubre comprándolo a países como Ecuador, Costa de Marfil, Colombia y Ghana.

A nivel nacional la situación no es diferente. Aunque Oaxaca cuenta con clima tropical y suelos ricos en materia orgánica, condiciones necesarias para la producción del cacao, Germán calcula que sólo el 1% de la semilla proviene de tierras oaxaqueñas.

En consecuencia, los chocolateros tienen que comprar el cacao en estados vecinos, lo que encarece la producción. Un kilo de cacao en Chiapas, por ejemplo, cuesta 28 pesos, pero al llevarse de un estado a otro el precio incrementa hasta a 80 pesos.

De ahí surgió la necesidad de Germán y Ruth de poner a producir la tierra local y eliminar intermediarios. Este año, Oaxacanita impulsa el trasplante de dos mil árboles de cacao criollo, en Concepción de Guerrero, en Putla, ubicada en la región de la Costa.

La empresa ya cuenta con dos hectáreas, en donde los árboles de cacao estarán listos a más tardar en tres a cuatro años. Los ejemplares deberán crecer hasta seis metros de altura y vestirse con hojas de 30 centímetros. Luego, del tronco y las ramas más viejas nacerán pequeñas flores rosas.

Pero que un árbol floree no es garantía de que nacerá el cacao, pues se calcula que sólo una treintena de las hasta 6 mil flores que se abren en un año se convertirán en “piñas” o “mazorcas” que contienen en sus entrañas las ansiadas semillas.

Pese a la dificultad, los emprendedores detrás de Oaxacanita están convencidos de que a futuro los campos cafetaleros de Putla se convertirán en tierras fértiles para el cacao.

Producto en tendencia

Los chocolateros tienen seguridad de que su aventura, como productores de cacao, va a concretarse, ya que desde que arrancaron con los logros no paran.

Germán y Ruth cuentan que la microempresa arrancó operaciones hace dos años y medio, y lo hicieron adquiriendo 10 kilogramos de cacao en una tienda de semillas de la población. Así se sumaron a los 450 productores que hay en el estado.

Aunque en un principio no conocían la forma idónea de aplicar la receta, el producto se ha ido perfeccionando con la práctica.

Se han acortado, por ejemplo, los procesos de tostado y limpia de cacao, los cuales se realizan por las noches, de una forma por completo artesanal. El sistema de producción de Oaxacanita se realiza en su totalidad en la casa de la familia de Germán, donde se instaló la fábrica y las oficinas.

“Quisimos seguir y sumar oportunidades para que hombres y mujeres, que sostienen sus hogares, se sumen a la iniciativa y reciban una remuneración por ello”, dice Germán.

Y lo han logrado. En el patio de la casa que antes fue una primaria las mujeres tuestan el cacao en un comal de barro, posteriormente lo enfrían, después lo limpian apoyadas de un colador y luego lo trituran en un molino para mezclarlo con el resto de los ingredientes.

Cuando la pasta está formada, una de las mujeres hace las bolas de chocolate y las palmea hasta formar tabletas redondas, que después son enfriadas y empaquetadas para su venta al público.

El primer año, explican los jóvenes, producían 10 kilos mensuales, y ahora la producción va de 120 a 150 kilos en el mismo periodo.

También ampliaron su área de influencia, pues su producto no solamente se distribuyen en territorio oaxaqueño, sino en otras ciudades como León, Guanajuato, y la Ciudad de México, donde se vende en food bikes, en exclusivas zonas como Polanco.

Además, en bares de Huajuapan de León, también en la región Mixteca, su chocolate ya es uno de los ingredientes de nuevos cocteles. “Nos dimos cuenta que nuestro mercado no solamente son las amas de casa o las familias, sino también restaurantes, bares. Poco a poco hemos ido ampliando el horizonte”.

El año pasado, el gobierno de Estados Unidos lanzó una convocatoria para emprendedores sociales de Latinoamérica y el Caribe, que buscaba reunir a 250 líderes que realizaran cambios positivos para sus comunidades; de los 14 proyectos mexicanos , Oaxacanita fue el único representante de la entidad.

Después la Universidad de Notredame, en Francia, a través de la iniciativa de desarrollo global, se interesó por su trabajo comunitario y apenas en noviembre pasado fueron invitados a firmar la primera Declaración Global de Emprendimiento en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en Austria, Viena.

“A partir de un producto muy básico de la alimentación local, estamos creando una cadena de producción que se nutre de la misma sociedad, porque hasta el momento no hemos recibido apoyo oficial”, acota Germán, y agrega que el siguiente paso será lanzarse a la siembra de la canela, otro ingrediente básico para elaborar el chocolate.

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