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Pobladores de los ejidos Espinal de Morelos, Veracruz, Río Grande, Canelar y El Aguacero del municipio de Ocozocoautla de Espinosa esperan la Navidad en más de 50 viviendas antisísmicas, construidas por la iglesia, a más de cuatro meses del sismo de 8.2 grados que azotó a Chiapas.
Las familias de esos ejidos no esperaron que llegara la reconstrucción gubernamental y se organizaron en torno a la parroquia de San Juan Bautista y la gestión del sacerdote Rómulo Sánchez, para “reconstruir lo que se llevó el temblor”.
La Navidad y el próximo año nuevo no serán “tan amargos, porque ya tenemos techos para soportar los fríos y los vientos del invierno”, afirman los lugareños de Espinal de Morelos “quienes hombro con hombro se echaron la mano para levantar las casas”.
Honorio Ovando Camacho, el encargado de la reconstrucción de la parroquia San Juan Bautista, en la cabecera de Ocozocoautla de Espinosa, afirma que el éxito para obtener las viviendas fue la suma de esfuerzos para organizarse y colaborar para recuperar los inmuebles derribados por el sismo del pasado 7 de septiembre.
La parroquia ha sido la principal gestora de los apoyos económicos y los materiales de construcción donados por feligreses y empresas. A los trabajos se integraron albañiles y peones de comunidades y rancherías que pusieron la mano de obra gratuita.
Las casas fueron reforzadas con estructuras antisísmicas a base de muros profundos y sólidos, y pisos asentados sobre mallas y varillas de acero.
Pobladores como el sexagenario Ángel Medina Sarmiento que perdió su casa de adobes preparan la cena de Noche Buena para festejar “que están vivos, y que en medio de la destrucción de la naturaleza, se alzó la solidaridad para recuperar sus patrimonios”
El terremoto derribó su humilde morada, pero “la fe combinada con las ganas de salir adelante y la ayuda de los hermanos nos puso en pie”.
Los hermanos Alicia del Carmen García Martínez de 16 años, y José Ángel, de 14, fueron beneficiarios delprograma de viviendas impulsada por la Iglesia.
El sismo tiró su cuarto de adobes, que ya fue sustituido por una habitación de bloques y piso firme. Los jóvenes crecieron con los abuelos, con quienes hoy esperan la Noche Buena.
Al párroco Rómulo, un hombre de 56 años, de origen tzotzil, se le refiere ahora como “El padre constructor”, por su labor en favor de la reconstrucción en esa zona del centro de Chiapas.
“Realmente no hice mayor cosa, cuando vi la emergencia y la necesidad de viviendas, recogí testimonios e imágenes, grabé un audio, para solicitar ayuda a los amigos. Emprendí jornadas de oración para alcanzar los objetivos", agrega el religioso.