“El traslado de Roberto Borge a este centro federal de rehabilitación psicosocial no deja de ser irónico,porque hace 15 días se fue un ex gobernador  y ahora entra otro también de Quintana Roo”, suelta un hombre con chaleco de la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción de aquella entidad.
 
Y así fue. El 10 de diciembre pasado el ex gobernador Mario Villanueva (1993-1999) abandonó el Centro Federal de Rehabilitación Psicosocial (Ceferepsi) para ser llevado al Reclusorio Norte de la Ciudad de México por cuestiones de salud exclusivamente, informó su hijo Carlos Mario Villanueva Tenorio.
 
En enero de 2017 el ex gobernador fue traído a este centro penitenciario para cumplir con su condena de lavado de dinero y delitos contra la salud. El ex gobernador Mario Villanueva Madrid padece una enfermedad crónico-degenerativa de enfisema pulmonar llamado EPOC.
 
Al Ceferepsi lo conocen como el hospital de los internos.
 Aquí hay quirófanos, zonas de recuperación y esparcimiento, como una cancha de futbol, dice un ex funcionario que trabajo en la Contraloría del penal federal.
 
Situado en la zona oriente del estado, el Ceferepsi tiene en sus archivos de alojamiento a Sergio Humberto Ortiz Juárez, “El Apá”, recluido luego de su proceso por el delito de secuestro en contra del hijo de Alejandro Martí, presidente de México SOS. Ortiz Juárez murió aquí en 2009.
 
Otro de los huéspedes fue Guillermo Padrés Dagnino, hijo del ex gobernador de Sonora, Guillermo Padrés Elías, liberado agosto de 2017 luego de que el Juez Cuarto de Distrito de Procesos Penales Federales del Estado de México decretó su libertad inmediata, tras desistir la PGR en su acusación de delincuencia organizada y lavado de dinero por 178 millones de pesos, por lo cual permaneció preso desde noviembre del 2016.
 
La PGR no pudo acreditar ante el juez de la causa que siendo socio y secretario del Consejo de Administración del rancho El Pozo Nuevo de Padrés, participó en alguna transacción económica.

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(Tony Rivera - EL UNIVERSAL)

El Ceferepsi
 
Único penal en el país con internos que padecen desórdenes mentales, el Ceferepsi fue proyectado en noviembre de 1994 pero lo pusieron en marcha en noviembre de 1996.
 
El Centro Federal se localiza en el kilómetro 115 de la carretera México-Oaxaca, en el municipio de Ayala, Morelos, oriente del estado, con una extensión de aproximadamente 102 mil metros cuadrados. Sobre unos 20 mil se cimienta la estructura carcelaria y el resto es utilizado para áreas de apoyo, como garita de revisión, rondines, zonas de seguridad y estacionamientos.
 
El Ceferepsi fue planeado para alojar a unos 494 internos, aunque no todos los internos tienen problemas de salud mental. El centro se localiza a casi un kilómetro y medio de la carretera federal Cuautla-Izúcar de Matamoros. Está construido al pie de un cerro pero para impedir su inspección las autoridades penitenciarias colocaron una cerca de malla que impide subir y escudriñar la infraestructura carcelaria desde lo alto.
 
La Secretaría de Gobernación ha divulgado que este Centro tiene siete módulos, un edificio de ingreso, áreas para visita familiar, escuela, zonas deportivas y recreativas, talleres y locutorios.
 
También cuenta con servicios médicos y hospitalización de tercer nivel, área de rehabilitación, edificio de gobierno y las instalaciones electromecánicas, hidráulicas y térmicas necesarias para proporcionar todos los servicios generales. Un ex trabajador del penal dice que los internos son asignados a las áreas de acuerdo a los padecimientos que lleven.
 
El penal tiene vigilancia constante y efectiva porque cuenta con sistemas y equipos electromecánicos y electrónicos, como circuito cerrado de televisión, radiocomunicación, control de accesos, alarmas, detectores de metal, drogas y explosivos, telefonía, voz y datos.
 
Para ingresar los autos deben parar a una distancia de 75 metros y enseguida pasan el primer filtro donde se registran y después conducen unos dos metros, doblan a la derecha, recorren una distancia de 35 metros y deben librar otra cerca de alambre.
 
Una vez adentro del estacionamiento, pasan por otra valla de alambrado y finalmente llegan hasta la puerta principal donde bajan a los detenidos para ingresarlos al penal.

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