En su casa, en la 25 Zona Militar, los cuatro elementos del Ejército Mexicano que fueron abatidos el jueves por integrantes de bandas de huachicoleros, han sido despedidos por sus hermanos de armas.

Los féretros con los cuerpos de los dos cabos (uno de Veracruz y otro Tabasco) y de los dos soldados de Infantería (de Guerrero y Chiapas) fueron despedidos en el patio central de la instalación armada, con las fotografías de sus rostros.

Las lágrimas de sus familiares, pero también de sus compañeros, se mezclaron con los aplausos que rindieron a los soldados caídos en cumplimiento del deber en la junta auxiliar de Palmarito, en el municipio poblano de Quecholac, donde no sólo enfrentaron a delincuentes, sino a familias enteras que viven del robo del hidrocarburo.

“Este cobarde y vil ataque realizado por miembros al utilizar a mujeres y niños como escudo no sólo representa agresión a las fuerzas armadas sino también una afrenta a la sociedad mexicana”, afirmó el Comandante de la Sexta Región Militar, el General del Estado Mayor Presidencial, Juan Manuel Rico Gámez.

Las autoridades asistentes, en compañía de los cerca de 20 familiares de los soldados, realizaron una guardia de honor y un minuto de silencio en honor a los caídos, en tanto que un pelotón ejecutó una salva de honor.

Al dirigirse a los familiares y a la tropa, el jefe castrense destacó la valentía de los solados caídos al abstenerse a repeler el ataque armado de la delincuencia organizada a pesar que contaban con el armamento suficiente para hacerlo.

“El manifiesto sacrificio de los compañeros de armas, quienes a pesar de haber tenido la oportunidad de responder de manera contundente a la artera agresión, decidieron en sacrificio propio a costa de respetar la integridad y la vida de civiles manipulados de forma irresponsable por estos delincuentes”, dijo.

Por ello, exhortó a la sociedad a no dejarse seducir por los ofrecimientos de los grupos delincuenciales, dedicados al robo de hidrocarburos, quienes atentan contra la integridad de la nación y sus valores además de rasgar el tejido social.

El gobernador de Puebla, Antonio Gali Fayad, tras dar el pésame a los familiares, sentenció que no habrá impunidad para la delincuencia organizada.

El mandatario estatal, aseguró que no le "temblará la mano" para aplicar la fuerza pública y coordinarse con los distintos órdenes de gobierno para restituir la estabilidad en la zona del conocido como Triángulo Rojo.

"No dudaré en coordinarme con los distintos niveles de gobierno para aplicar la Ley, cuando los delincuentes pretendan socavarla para vulnerar nuestra paz, nuestra integridad, a nuestros valores, a nuestras familias; nadie estará por encima de la Ley; habrá mano firme, no me temblará la misma para darle seguridad y tranquilidad a los habitantes de nuestro estado", dijo.

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