Cerca de 26% de los taxis con placas de servicio público pararon durante la presente pandemia, dio a conocer Daniel Vega, vocero del programa Llegó el Taxi, en el que participa un grupo de choferes queretanos que ofrece servicio gratuito al personal del sector salud.

Detalló que a nivel estatal operan 4 mil 500 concesiones de taxi, de los que mil 200 de ellos dejaron de operar durante la contingencia por tres causas: son personas mayores de 60 años; estan directamente al cuidado de una persona en vulnerabilidad, o se les exigía entregar las mismas tarifas pese a que la clientela disminuyó 80%.

El regreso a las actividades del sector industrial, el pasado 1 de junio, dijo que permitió un repunte en la labor de los taxistas, pero si acaso fue de 10 %, toda vez que la población prefiere ahorrar y esperar a que pase su camión.

“Lo que hemos visto que ha aumentado es el flujo, sobre todo en los camiones, ya que van con más gente (…), están acomodando su economía, porque no tenían dinero, apenas llegaron apoyos a los que les tocaron, entonces la gente está tomando más el camión, aunque espere una hora a que pase. Están dando prioridad a su economía que a desplazarse más rápido”.

Estimó que antes del 1 de junio, un taxista podría recorrer las calles por alrededor de 12 horas para ganar 300 pesos que, tras cubrir los gastos, le quedaba una ganancia aproximada de 80 pesos, actualmente esa ganancia es de entre 130 y 150 pesos.

Entre las razones por las que dejaron de trabajar, quienes lo hicieron, se encontró que patrones les pedían que continuaran entregando la misma ganancia, pese a que estas no existen.

Quienes se mantienen laborando encontraron apoyo, ya sea porque les redujeron la tarifa o porque ésta es nula, y solo se les pide cubrir los gastos del coche.

Piden apoyo gubernamental

La mayoría de los taxistas son de la tercera edad y cuentan con una persona que depende de ellos.

De entre los mil 200 que dejaron de trabajar, dijo, varios tienen a su cargo a personas en condiciones de vulnerabilidad, y por eso se inscribieron para participar y recibir apoyo de los programas que implementaron tanto el gobierno del estado y el capitalino, pero fueron rechazos.

Entre los taxistas que fueron rechazados, expuso, se encuentra un chofer de 50 años de edad. La respuesta que recibió fue que no se hacía acreedor a recibir un apoyo directo porque no cumplía con los criterios, pese a que es responsable de cuidar a su madre de 78 años que se encuentra delicada de salud. Como no quiso ponerla en riesgo decidió dejar de trabajar durante la contingencia, pero ya se gastó los pocos ahorros que tenía.

“Es hijo único y se hace cargo de su mamá (...), dejó de trabajar, porque si no podía contaminar a su mamá (…) ha salido [durante este periodo], por las medicinas”.

Tras hacerse pública la situación por la que atraviesa, recibió una nueva carta, en la que se le informó que sí sería acreedor a recibir un apoyo.

“La mayoría [de los taxistas] o son grandes o tienen hijos con discapacidad, o [alguna otra situación que los hace vulnerables], entonces te espantas por lo que te dicen y no te arriesgas”.

Reiteró, por último, la necesidad de que sea claro qué criterios deben cumplirse para resultar beneficiario de alguno de los programas de apoyo estatales y municipales.

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