N i el frío ni la distancia ni la espera; nada importó a don José Enrique Nieves, su hijo y sus dos sobrinos, quienes aguardaban pacientemente a un costado del templete que se había instalado afuera de la Casa de Ecala, sede del DIF estatal. ¿El motivo? Donar una cobija a cambio de un autógrafo de sus ídolos, los jugadores de los Gallos Blancos de Querétaro.

La cara de los pequeños mostraba su emoción al saber que estaban a unos cuantos minutos de poder saludarlos, de recibir un autógrafo y, con suerte, de tomarse una foto con ellos.

La cita era a las 5 de la tarde. A esa hora ya había una larga fila de aficionados, quienes respondieron al llamado del equipo y de las autoridades estatales para unirse a la campaña “Cobijemos con una sonrisa”, impulsada por el DIF estatal con el objetivo de recolectar cobijas para donarlas a personas de los 18 municipios de Querétaro que viven en situación de vulnerabilidad en la época invernal.

Para ser los primeros, don José y sus hijos —originarios de Santa Rosa Jáuregui— llegaron desde las dos de la tarde. Todos enfundados en su camiseta a rayas, con los colores negro y azul; esa que utiliza el equipo queretano cuando juega como local en La Corregidora.

“Estamos desde las dos de la tarde y no nos importa esperar. Venimos por tres razones; primero, quiero ser buen padre e inculcarles el deporte a mis niños; segundo: este evento sirve para ayudar, y en tercer lugar, queremos ver a nuestros campeones, que son mis ídolos”, dice agitado don José.

Su hijo, Enrique de 8 años, sostenía en sus manos una cartulina con una calcomanía del equipo de sus amores, esta sería la hoja que serviría para inmortalizar, quizá, uno de los momentos más especiales de su vida. “Es la primera vez que lo voy a ver así de cerquita”, dice Enrique, deseando que ya comience el evento.

Cerca de las 5 de la tarde con 15 minutos, el sonido local anunciaba que en breve iniciaría la firma de autógrafos; se comenzaban a escuchar tímidamente las primeras porras y algunos gritos de las aficionadas.

Al estrado subieron los jugadores Yerson Candelo, Camilos Sanvezzo y Jimmy Gómez, acompañados de la presidenta del Patronato del DIF estatal, Karina Castro de Domínguez, y Juan Pablo Rangel, director del DIF Querétaro. Todo estaba listo para iniciar; en ese momento la fila atravesaba la entrada del Palacio de Gobierno y daba vuelta en la calle Pasteur.

Jóvenes y adultos, mujeres y hombres, pero sobre todo niños y niñas, con cobija en mano, empezaron a avanzar para llegar con los jugadores del equipo que recientemente se convirtió en campeón de la Copa MX y con ello brindó una pequeña alegría a la afición, tras muchos años de sufrir entre los descensos, cambios de nombre y hasta de sede.

Gamaliel, de 10 años, acompañado de Marina, su madre, quien se enteró del suceso a través de Facebook, dijo que no dudó regalarle un momento de alegría a su hijo y así poder ayudar a alguien que lo necesite.

“Esto me hace ser más consciente y enseñarle a mi hijo a ser solidario y ayudar a quien lo necesite, y si con ello puede ser feliz, pues mucho mejor”, dice Marina.

Más tarde, se unieron a la fiesta los jugadores Ángel Sepúlveda, Marco Jiménez y uno de los más esperados: Tiago Volpi. Las caras pintadas, los gorros en forma de cresta, los balones, las fotos, y las cobijas de todo tipo, las porras, los gritos, las camisetas e incluso algún muñeco del portero Volpi llenaron de color la Plaza de Armas, que por esta ocasión, afición y equipo se fundieron en uno solo con la intención de ayudar a los que más lo necesitan.

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