Hamburgo/Boston.— Diseñador de campos de golf, administrador de un restaurante propio y vicecapitán del equipo estadounidense de Copa Ryder. Tiger Woods ingresa a los 40 con numerosos proyectos y desafíos, pero el más importante de todos sigue siendo una incógnita: ¿podrá volver a jugar a un alto nivel?

Seguramente ni el propio Woods tiene respuesta a la pregunta que se formula desde hace un tiempo el mundo del golf. El estadounidense, que hoy cumple 40 años, afronta una etapa crítica de su carrera.

El dañado nervio de su espalda no le ha dado tregua y tras dos operaciones en la zona, el astro del golf no está dispuesto a pasar otra vez por el quirófano.

“No quiero otra operación. Y más allá de volver a jugar, me gustaría poder permitirme una buena vida con mis niños, que son lo más importante”, afirmó el californiano en una reciente entrevista con Time Magazine.

Una encuesta entre los 100 mejores profesores de golf de Estados Unidos revela que el 57 por ciento no cree que sea capaz de ganar alguna vez su decimoquinto ‘major’.

Su cuenta en los torneos grandes está parada en 14 desde el Abierto de Estados Unidos de 2008. Sin embargo, nadie se imagina a quien fuera durante 683 semanas el indiscutible líder ranking mundial compitiendo próximamente en el Senior Tour para mayores de 50 años.

Si lo quisiera, Woods podría competir en el US Open hasta 2018, ya que le corresponden diez años de invitación tras su triunfo en 2008. En el Abierto Británico podría participar hasta los 60. Pero ni eso le garantizaría cumplir su ambicioso anhelo de alcanzar el récord de 18 ‘majors’ de Jack Nicklaus.

No sólo por un declive natural, sino también por la irrupción de una generación de jóvenes estrellas, liderada por su compatriota Jordan Spieth, que amenaza con monopolizar los grandes títulos en los próximos años. El ‘viejo Tiger’ ya no intimida en las rondas decisivas de los torneos.

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