Miles de sollozos inundaron las tribunas del estadio Luis de la Fuente justo cuando Juan Antonio Luna y Cristóbal Ortega se fundieron en un emotivo abrazo. Fue la sinfonía de la gloria, la de la virtual permanencia en la hoy llamada Liga MX.

Eso explicó el delirio desatado tras el silbatazo final del árbitro Marco Antonio Ortiz.

Meterse a zona de Liguilla es lo de menos para el Veracruz. El genuino motivo de festejo es que el dramático triunfo sobre el aún sublíder Monterrey (1-0) le ha acercado muchísimo a la salvación. Los dirigidos por Luna ya tienen cinco unidades de ventaja sobre el Morelia en la tabla de cocientes y a los Monarcas sólo les quedan seis por disputar.

Aire en su estado más puro otorgado por Egidio Arévalo. El volante de contención uruguayo aprovechó el error del guardameta Hugo González y la vivacidad de Ángel Reyna para anotar el gol de la alegría jarocha (14’). Circense remate que levantó de sus lugares a quienes estaban en el “Pirata”.

No era para menos. Salvo una catástrofe, el Veracruz es en Primera División.

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