Veracruz.— Preso de la ira, Guillermo Vázquez ni siquiera volteó a ver a ese grupo de impostores camino al vestuario. Porque el director técnico de los Pumas nunca se explicó qué sucedió con ese conjunto que dominó casi todo el Apertura 2015.

Anoche no se presentó en el estadio Luis de la Fuente. Las camisetas blancas con el gigantesco puma en el pecho deambularon por el húmedo césped jarocho, mas no intimidaron como –en teoría— debe hacerlo el líder. Eso explicó la molestia de su estratega, quien mostró todas las caras de la frustración durante los primeros 90 minutos de la eliminatoria ante el Veracruz.

Doloroso revés de los felinos en el primer capítulo de los cuartos de final (1-0), aunque barato para lo sucedido en el ‘Pirata’, cuyas gradas se cimbraron con la exhibición de un equipo que no está virtualmente clasificado a las semifinales por la falta de puntería y temple de varios de sus integrantes.

Carlos Reinoso lo sabe. Es por eso que dio unos cuantos aplausos tras el silbatazo final del árbitro Fernando Guerrero. Los Tiburones Rojos llegarán a Ciudad Universitaria con pírrica ventaja. Lo único rescatable es mantener su arco en cero. Los goles marcados en condición de visitante son el primer criterio de desempate en las primeras dos rondas de la Liguilla.

Dio la impresión de que los Pumas no lo saben. Convirtieron anotaciones en cada uno de los 17 encuentros de la fase regular. Fallaron en el momento más importante. Salvo aquel zapatazo de Daniel Ludueña, quien volvió a ingresar con la misión de ser un revulsivo, el meta Sergio ‘Matute’ García tuvo una plácida noche.

A diferencia de Alejandro Palacios, quien apeló a una fluorescente leyenda para salir bien librado del puerto jarocho. Casi lo consigue. Su uniforme en tonos neón, fabricado en honor al mítico Jorge Campos, no bastó para evitar aquel cabezazo de Daniel Villalva (6’).

El ‘Keko’ sacó provecho al ímpetu que los locales mostraron desde el segundo inicial y a la desafortunada actuación de Josecarlos van Rankin para estremecer las redes universitarias. Vázquez no lo podía creer. No era para menos. El futbolista más bajito de la cancha (155 centímetros de estatura) subió su nombre a la marquesina gracias a un cabezazo.

Estuvo cerca de hacerlo otra vez, pero estaba en fuera de juego, al igual que Julio Furch. En ambas ocasiones, el árbitro asistente Alejandro Ayala auxilió de forma correcta al central.

Momentos de genuino nerviosismo para el líder, mientras la marabunta se embriagaba de delirio al observar el primer triunfo del Veracruz dentro de la Liguilla en casi 12 años y medio. El más reciente había sido el 4 de junio de 2003, sobre el Morelia, en la ida de las semifinales. Sí, también por la mínima diferencia.

El triunfo por un gol basta a Pumas en CU, pero sin recibir gol.

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