Jorge Vergara paseó orondo sobre el césped del estadio León, la noche del miércoles 4 de noviembre. Para él, con toda justificación. El Guadalajara acababa de ganar su segundo trofeo con él como propietario. Dio lo mismo si fue el de la Copa MX.

Bocanada de oxígeno para un equipo que todavía lucha por no perder mucho más que la categoría. Aquella vuelta olímpica en el hogar de La Fiera no trajo beneficio matemático alguno en la tabla de cocientes, mas sí una gran inyección de confianza en el proyecto encabezado por Matías Almeyda.

El estratega argentino relevó a José Manuel de la Torre y, aunque las Chivas no clasificaron a la Liguilla, recuperaron cierta lucidez y eficiencia. Esas pequeñas dosis les permitieron ganar su primer título de Copa en 45 años y medio.

Lo materializaron con el cabezazo de Oswaldo Alanís, el que selló el triunfo sobre el León (1-0). Tercera coronación rojiblanca en la Copa, suficiente para llenar de orgullo a Vergara.

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