En medio de la semana de la cartelera más polémica que ha tenido en la últimas dos décadas el boxeo, llegó la pausa para los golpes de palabra. Floyd Mayweather Jr y Conor McGregor dejaron en su habitación la ropa extravagante, los bailes exóticos, la sobre explotación de groserías y se vistieron de clase para la conferencia final de la pelea que protagonizarán el próximo sábado.

En la Ciudad del Pecado, el circo Mayweather-McGregor descansó de los excesos; de las exhibiciones burdas fuera del cuadrilátero. Los domadores prefirieron el respeto. Calzaron trajes sastres ceñidos al cuerpo que oculta su piel, pero no su musculatura. Ambos con lentes de sol ingresaron al teatro donde las luces de los medios los aguardaron con un retraso de por lo menos 20 minutos.

El primer en tomar la palabra fue McGregor. Actor de reparto en el regreso a los encordados de Mayweather. El irlandés tiene todo en contra. Pelea en el patio y bajo las reglas de una leyenda del pugilismo, pero no le importa. No busca el papel de cenicienta. Al contrario, quiere ser el villano de la historia invicta de Floyd.

“Estoy feliz por como fue mi campamento. No veo que dure dos asaltos, estaré en la posición de acabarlo en un round", expresó McGregor, con palabras que llevaron eco de confianza.

El irlandés fue presentado por el presidente de la UFC, Dana White. La compañía de artes marciales mixtas asegura que sus peleadores son mejores a cualquier otro y Conor quiere escribir el guión.

“Lo voy a acabar en su propio juego. Así de bueno soy. Voy a fastidiar a este tipo y me sentiré triste, porque se van a callar todos la boca y me debieron dejar donde estaba, en el octágono. Este hombre no está en mi nivel. No es un cuarto del hombre que soy”.

El polémico Mayweather desde su asiento escuchó sin aspavientos. Es capaz de manejar tiempos, formas y personas. Como promotor puso límites a la conferencia de ayer, que McGregor respetó.

El peleador estadounidense desde hace tiempo entendió que los campeones trabajan lejos de las miradas. Su récord 49-0 lo avala.

“Estar en un deporte de combate, ya sea boxeo o artes marciales mixtas, tuve que tomar esto extremadamente en serio. He demostrado lo que puedo hacer, lo que puedo recibir. El 49-0 no se logró de la noche a la mañana. Conor ha tenido una buena carrera, le queda una buena carrera. es un gran peleador. El es igual que yo. Podemos hablar mucho pero al final de trata de nuestras destrezas. El es el mejor en lo que hace y yo soy el mejor en lo que hago”, apuntó Mayweather.

Al final, el frente a frente volvió a ser un largo suspiro, pero sin ningún reto de mirada o habla. Por esta ocasión, el respeto ganó en una pelea que para muchos no es más que sólo un espectáculo de televisión.

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