Como un batazo de Babe Ruth o Joe DiMaggio que se interna en el cielo, se fue el más grande narrador de beisbol. En su vuelo de 97 años de vida, Pedro Mago Septién dejó un legado y escuela para cronistas y escritores del Rey de los Deportes, pero sobre todo, un anecdotario de juegos reseñados que provocaron en los aficionados deleite con su cientos de frases y comentarios.

Voz y micrófono en comunión para captar la atención. Recrear en el radioescucha lo que en la grama sucedía, un reto que don Pedro con su “magia” cumplió. Hizo de la radio una extensión del estadio y del beisbol un vocabulario. Quizá en ello radica su grandeza. Un hombre culto que con su dominio del lenguaje aportó frases que ya forman parte de la pelota caliente.

“No hay defensa contra una base por bolas”, inmortalizó El Mago, como tampoco hay defensa para la muerte que ayer puso fin a una carrera de 75 años en la locución. Pedro Septién empezó en la narración deportiva, en 1938, en un concurso de locutores. Ahí, con su tesitura de voz, dicción y agilidad de palabra, nació la carrera del más grande cronista de beisbol y que entre sus colegas de hoy es reconocido por la preparación de cada encuentro que narró. El Mago, una enciclopedia viviente, no dejó toda la responsabilidad a su mente. Al estadio o cabina donde debía narrar, siempre acudía con su libreta de datos y la hoja del boxscore.

En un juego que demanda alta participación del narrador, por los tiempos muertos que otorga el beisbol, Pedro Septién supo aprovechar los espacios para enriquecer con sus comentarios y datos la transmisión.

La voz elegante de la narración estuvo frente a los micrófonos en más de 6 mil 500 juegos de beisbol, sin contar las innumerables narraciones que sostuvo a lo largo de seis Juegos Olímpicos, peleas de campeonato mundial de boxeo, así como partidos de futbol, deporte en el que se inició.

Pero fue en el Rey de los Deportes donde profundizó. Para la historia quedará su capacidad de comentar juegos sólo con la información que llegaba mediante los teletipos. Con simples datos, El Mago construyó narraciones que endulzaron los oídos de los amantes al beisbol.

Pedro Septién fue el encargado de transmitir las hazañas que en Grandes Ligas, Roberto Beto Ávila consumó. Además fue fiel testigo de la Fernandomanía. Tiempo cuando El Toro Valenzuela paraba al país con subir a la loma y Septién narraba cada ponche que conseguía con su screwball.

“Y en estos momentos parten las palomas mensajeras del Yankee Stadium, anunciando que los Yanquis son los nuevos campeones mundiales de beisbol”, frase de Pedro Mago Septién que fue reconocida como una de las mejores que se han dicho en una Serie Mundial y que hoy acompañan junto con las palomas el vuelo hacia la inmortalidad de uno de los más grandes cronistas latinoamericanos de deporte, Pedro Mago Septién.

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