Poco a poco, los barristas del América fueron llegando al aeropuerto. Tenían una mirada iracunda, quijada trabada, ímpetu por generarle “miedo” al Herediano de Costa Rica a su llegada a la ciudad de México.

Eran casi las 17:00 horas, cuando los jugadores ticos salieron por una de los accesos de la Terminal 1 del Aeropuerto. Los hinchas azulcremas le dieron un recibimiento hostil con amenazas de muerte e insultos.

“Florense, te ‘vamo’ a mataaar y no te va a salvaaaaar, ni la Federaaaal”, cantaban los fervientes integrantes de La Monumental, barra avalada por la directiva emplumada.

El objetivo: intimidar al paso del rival del América de mañana.

“Se los va a cargar la chingada. No saben ni dónde se metieron culeros”, gritaba un fanático azulcrema en cuanto dejaba de entonar la melodía.

Los futbolistas del Herediano apresuraban su camino hacia el camión que los trasladaría hacia su hotel de concentración. Aprovechaban que los policías aeroportuarios improvisaban una valla que parecía insuficiente. El número de barristas triplicaba al de los apurados uniformados.

Los insultos de los americanistas hacia los visitantes continuaban sin cesar. Recordaban que en el juego de ida, la afición del conjunto costarricense apedreó el camión de las Águilas.

“Acuérdense cómo despidieron al crema. Ahora no se van a ir limpios. Ojalá puedan dormir”, gritaba uno que portaba una capucha para tratar de no ser identificado por las cámaras de fotografía y video.

“Venimos a demostrar que el mexicano es hospitalario, pero tampoco podemos ser pendejos”, explicaba Elías, integrante de la ‘Monu’.

Este personaje portaba una sudadera original del Club América. Desde que vio que algunos de los aficionados del Herediano acompañaban a su equipo, los encaraba y decía con un gesto duro: “Ni crean que de aquí van a salir con la final. Van a saber lo que es el América”.

Los fans centroamericanos optaban por desviar la mirada, ignorar al sujeto que los increpaba y no separarse de la guía de turistas con quien arribaron a suelo mexicano.

Una vez en el autobús, los futbolistas ticos trataban de mantener la calma y no entrar en las provocaciones, pese a los gritos hirientes e inclementes de “puto” y “maricones” que recibían de la fanaticada local.

“Esto nos debe motivar. Es un ‘lindo’ recibimiento que debemos aprovechar para llegar a la final”, decía con nerviosismo, Jafet Soto, director general del Herediano.

—¿No temen por su seguridad?

“Para nada, estamos en un lindo país y esto es futbol”, añadía el dirigente del “Team Florense”.

La mirada de Elías, integrante de ‘La Monu’ iba dirigida hacia Soto. Se le notaba el rencor que tiene el americanismo por haber caído con el modesto Herediano, partido en el que las Águilas ni siquiera metieron las manos al caer 3-0. Los hinchas azulcremas claman venganza. Ayer la comenzaron.

Lagos, sin rencor a Goltz. Luego de recibir una patada en la cabeza de Paolo Goltz, el futbolista del Herediano, Christian Lagos, asegura que “no le guardo rencor” al argentino.

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