Guadalajara .— El ‘Rebaño Sagrado’ es una tras otra y luego una derrota más, esta vez a manos del Atlas (0-1), cuyos aficionados cantan su propia versión del Cielito Lindo: “Ay, ay, ay, ay, Chivas no llores”.

En los dos únicos entrenamientos que tuvo el técnico interino, Ramón Morales, antes de encarar el duelo frente a los Zorros, insistió en pedir a sus jugadores una cosa: intensidad. Y la muestran al arranque del partido. Chivas es un equipo completamente distinto al de Carlos Bustos, al menos en actitud. Pero en cuestión de efectividad frente al arco, sigue tan mal como siempre.

Chivas se ve mejor sobre el terreno de juego. Es un equipo intenso, que aprieta a los Zorros en la salida. Recupera pronto el esférico y cierra espacios, además de generar acciones de peligro que sólo quedan en aproximaciones.

Pareciera que el Rebaño Sagrado está más cerca del gol. Pero Atlas ha sido paciente. Tiene mejores recursos futbolísticos y en cualquier momento los puede explotar. Le basta una para cambiar el rumbo del encuentro.

Édgar Castillo cobra en corto el tiro de esquina por izquierda. Edy Brambila recibe y detecta el movimiento de Alfonso González. Le toca al espacio. Ponchito llega a línea de fondo. La marca de Carlos Fierro es deficiente. Le falta oficio. El rojinegro alcanza a mandar el centro, casi cayendo. La redonda viaja hasta la altura del manchón penal.

Israel Castro queda mal parado en la marca. No llega. Enrique Pérez le gana la posición con facilidad. Salta con el arco de frente. Cabezazo potente. Al ángulo. Antonio Rodríguez, portero rojiblanco, se queda parado. Imparable remate a las redes. Gol del Atlas, al 24’. En su primera de peligro, los Zorros toman ventaja en el clásico tapatío.

La anotación es un duro golpe para el frágil ánimo de Chivas. Una historia ya vista: dominio estéril y contra la pared en el primer descuido de la zona defensiva. Los rojiblancos no pueden reponerse. Pareciera que la desesperación se apoderara del equipo. Con Bustos, no. Con Morales, tampoco. Entonces, ¿con quién? El equipo no encuentra el rumbo, aunque ya se dice que José Manuel Chepo de la Torre está muy cerca de asumir la dirección técnica.

Pero Atlas es condescendiente. Tiene el escenario perfecto para liquidar rápido el encuentro, y en lugar de eso, deja pasar los minutos. La reacción de los locales es nula.

Sólo una revolución en el vestidor, durante el descanso, puede salvar a Chivas. No se da. El equipo luce derrotado. Con poco ánimo. Obligado, por supuesto, a ir al frente, pero lo hace con poca claridad. Ya no encuentra amplitud en el campo. Mucho menos profundidad. Por eso, los disparos lejanos son su único (e insuficiente) recurso.

Una pistola con balas de goma, que no hacen daño. Los tiros desde fuera del área de Israel Castro (47’), Jair Pereira (55’) y Sergio Nápoles (59’), no asustan al arquero Federico Vilar.

El técnico del Atlas, Tomás Boy, se va expulsado al 68’. Pero su equipo está más cerca del segundo que el Guadalajara del empate.

Édgar Castillo termina un prometedor avance con un disparo flojo, a las manos de Antonio Rodríguez (69’). Poco después, el mismo lateral izquierdo se quita rivales dentro del área, pero su disparo encuentra barreras y pierde potencia; el arquero controla el esférico sin problemas.

Chivas está partido sobre el terreno de juego. Ya no tiene medio campo. Está entregado. Un muerto en vida. El equipo que arrancó con otra actitud el encuentro, ha vuelto a ser el mismo cuadro sin alma de anteriores versiones. Atlas debe “matar” y para eso tiene dos mano a mano frente al arquero.

Luis Nery Caballero es el primero que tiene la oportunidad. Recibe un balón profundo. Encara al portero. Toño Rodríguez sale para achicar y tapa el disparo, al 81’. Y dos minutos después, es Alfonso González quien queda solo ante el guardameta rojiblanco, pero su tiro resulta demasiado cruzado.

El marcador ya no se mueve. Con el silbatazo final crece el dolor rojiblanco y empieza la fiesta rojinegra. Atlas ha venido a la casa del acérrimo rival a darle un empujoncito más en esa desesperada lucha por evitar el descenso. Los Zorros son segundos de la tabla general. Y Chivas tiene a Puebla sólo a un punto de distancia en la porcentual. El clásico tapatío concluye con realidades distintas: uno piensa en la Liguilla, el otro en la salvación.

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