Definitivamente, Charles Bukowski (1920-1994) fue el último escritor “maldito” de la literatura norteamericana. Esa clasificación, al fin y al cabo, le granjeó popularidad y más lectores de lo que como simple autor habría podido cosechar. En ese contexto, llegó a México Chinaski.

Henry Chinaski” es un tipo alcohólico, mujeriego y misántropo, quien vive en un barrio nada glamoroso de Los Ángeles, un antihéroe en estado puro. Y, sobre todo, es el reflejo de la literatura de su creador, Charles Bukowski, y las novelas que protagoniza se nutren de descarnado material autobiográfico.

Este libro recopila los tres primeros títulos protagonizados por Chinaski, publicados entre 1971 y 1978: “Cartero”, “Factótum” y “Mujeres”. En ellos, el lector sigue su juventud entre prostitutas, borrachos y otras criaturas de la senda de los perdedores, mientras sueña guajiramente con ser un gran escritor.

Por las páginas de esta entrega escurren sus andanzas, en una sórdida oficina de Correos que dejará para dedicarse en exclusiva a la literatura y sus inicios como autor que va cosechando una creciente reputación, da recitales, recibe cartas procaces y llamadas telefónicas de admiradoras que lo llevan a un auténtico maratón sexual.

Sumadas, estas novelas se pueden leer como un fresco de la cara B de Los Ángeles; como una Gran Novela Americana sobre los humillados y ofendidos, narrada con arrebatador estilo mezcla de visceralidad, pornografía, desesperación, carcajadas, recóndito lirismo y una vida disipada y licenciosa plenamente declarada.

En español se han publicado sus seis novelas, “Cartero”, “Factótum”, “Mujeres”, “La senda del perdedor”, “Hollywood” y “Pulp”; seis libros de relatos, “Escritos de un viejo indecente”, “Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones”, “La máquina de follar”, “Se busca una mujer”, “Música de cañerías” e “Hijo de Satanás”.

También los libros autobiográficos “Shakespeare nunca lo hizo” y “Peleando a la contra”; los diarios de “El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco”; el libro de entrevistas con Fernanda Pivano “Lo que más me gusta es rascarme los sobacos”, y los textos reunidos en “Fragmentos de un cuaderno manchado de vino”.

nrv

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