"No hay más grande artefacto que un antipoeta de 103 años. ¡Feliz cumpleaños, Nicanor Parra!", escribió hoy temprano en su cuenta de Twitter la presidenta de Chile, Michelle Bachelet.

No era para menos. Quien es considerado el más grande poeta vivo de la lengua castellana por críticos y amantes de la antipoesía cumple 103 años y, a despecho de cargar más de un siglo en sus espaldas, se mantiene activo, al punto que decidió cambiarse de casa y vivir junto a su familia.

El creador de la antipoesía dejó la casita en la que pasó más de dos décadas en la localidad costera de Las Cruces, en el litoral central de Chile, para volver a su antigua casa del sector santiaguino de La Reina, informó en las redes sociales su nieto Tololo Ugarte, portavoz del autor de Poemas y Antipoemas, Hojas de Parra o Discursos de sobremesa, entre otras obras.

El nieto, que representó a su abuelo en la ceremonia de entrega del Premio Cervantes que Parra obtuvo en 2011, transmitió a través de las redes sociales que lleva un mes reparando daños que inquilinos causaron durante años en la vivienda, que está declarada de conservación histórica.

"El dueño de 103 años pidió la casa y le fue entregada así. Llevo 30 días sacando escombros, destapando baños, poniendo vidrios donde había hoyos, recogiendo pedacitos de jarrones de porcelana, sacando toneladas de botellas vino y mierda de animal que tenían metido dentro de la casa", relató Tololo, músico de oficio.

Nicanor Parra, el mayor de un clan prodigioso de artistas que incluye a Violeta Parra, otra figura mayor de la cultura chilena, de cuyo nacimiento se cumplen cien años en 2017, también continúa, "después de vivir un siglo", como cantó su hermana, en los escaparates de las librerías.

El último apaga la luz, se titula un volumen que recopila en 470 páginas una buena parte de su obra, desde "Poemas & Antipoemas" a una selección de artefactos y otros relatos dispersos, que ofrece una panorámica de su evolución creativa a partir de "Cancionero sin Nombre", su primer libro, antes de lograr que la poesía bajara del Olimpo y se dejara conquistar por el lenguaje cotidiano de la gente de a pie.

El libro apareció seis años después de la publicación de "Obras completas & algo +" y en sus páginas el poeta Matías Rivas, encargado de seleccionar el contenido, ofrece también una visión de las obsesiones que Nicanor Parra deja traslucir en sus obras, como el sexo, la muerte, el amor, la religión o la política.

El libro está disponible en Chile y se espera que antes de fines de año lo esté también en Argentina, España, Perú, México y Uruguay, entre otros países.

También en Francia se celebró su cumpleaños, con la publicación de una selección bilingüe de sus obras coordinada por el escritor chileno Felipe Tupper y con la traducción de Bernard Pautrat.

Nicanor Parra Sandoval, el mayor de sus hermanos y el único que sigue vivo, nació el 5 de septiembre de 1914 en San Fabián de Allico, fue profesor de Física en la Universidad de Chile y un revolucionario de la poesía, que proclamó que "durante 50 años la poesía fue el paraíso del tonto solemne, hasta que llegué yo".

El autor que tras el éxito de una de sus obras, fue preguntado por Pablo Neruda si pretendía ser el mejor poeta de Chile y le respondió: "no, me conformo con ser el mejor poeta de Isla Negra", como se llama el pueblo donde vivía el creador de "Veinte poemas de amor y una canción desesperada".

El creador que respondió "no, me siento más cerca de los cipreses que de los laureles", cuando Efe le preguntó si creía que alguna vez ganaría el Premio Nobel, que lo tiene como eterno candidato.

Ha obtenido, sin embargo, muchos galardones, entre ellos el Premio Nacional de Literatura (1969); el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo (1991); el Premio Reina Sofía (2001); el Premio Cervantes (2011) y Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda (2012).

Nicanor Parra sigue vivo en el más amplio sentido de la palabra, disfrutando las realidades imaginarias que discurrió una de sus máximas creaciones ("El Hombre Imaginario") y mirando con serenidad hacia el final de su camino, como anticipa en uno de sus artefactos: "Preparémonos para el juicio final. Eso sí que será digno de verse".

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