En días pasados se difundió en las notas locales que la Junta de Concertación Política de la LVII Legislatura había tomado la decisión de despedir a treinta y siete empleados del Poder Legislativo y la posibilidad de despedir a otros más. Los motivos, en pocas palabras, una nómina inflada y duplicidad de funciones.

Aparentemente la decisión no es política, sino administrativa porque – se supone – estuvo fundamentada en un estudio realizado por la Dirección de Servicios Administrativos.

En ese contexto, por fin se menciona un tema de importancia para la profesionalización del Poder Legislativo: el servicio civil de carrera.

Dicho concepto no es novedad porque ya está contemplado en el artículo 13 de Ley Orgánica del Poder Legislativo (LOPLEQ), sin embargo, es letra muerta.

El servicio civil se introdujo en la normatividad del congreso local en la LOPLEQ publicada en el año 2008 y, desde entonces, es una disposición decorativa que no se encuentra regulada y por tanto, resulta inoperante. Entonces, van dos legislaturas (LV y LVI) en las que se ha omitido su diseño e implementación.

Al respecto, vale la pena señalar que la LVII incorporó el servicio civil como uno de los temas de su agenda común en el numeral 22 (Ley del Servicio Público Profesional Civil de Carrera de la Legislatura) y que, junto con el numeral 20 (Código de Ética Parlamentaria), representan los únicos puntos que aluden a algún tipo de reforma del Poder Legislativo local.

En ese sentido, el hecho de que se encuentre en la agenda brinda – en teoría – cierta certeza de que el tema será, cuando menos, abordado.

Curiosamente, tomando como referencia información del portal del propio Poder Legislativo, parece que fue en esta Legislatura cuando se suscitó un incremento de 101 empleados en la plantilla laboral, ya que en abril de 2012 había una lista de 157 empleados, mientras que para febrero de 2013 se publicaba una lista de 258 (misma que fue eliminada del sitio web hace unos días). La información disponible y sus tiempos de publicación así permiten interpretarlo.

¿Va en serio esta vez? Recortar nómina no se vincula estrictamente con la construcción de un servicio civil de carrera.

Hay que ver si es cierto que los diputados están dispuestos a sustituir la práctica tradicional en la que los puestos burocráticos son una manera de pagar favores políticos o apoyo en campaña electoral por un sistema basado en el mérito, la imparcialidad y la igualdad de oportunidades con el objetivo último de consolidar la eficacia/eficiencia.

Dejar las cosas como están seguiría favoreciendo a los partidos y sus militantes, a candidatos perdedores, a varios políticos y sus colaboradores o amigos cercanos y, por supuesto, a los propios diputados.

Implementar en serio un servicio civil sería la base para contar a mediano o largo plazo con un Poder Legislativo profesional a través de una estructura administrativa sólida y especializada para el mejor desempeño de las funciones parlamentarias.

¿Qué prefieren los actuales diputados? Optar por la segunda sí sería una demostración contundente de que esta Legislatura es diferente a las anteriores. Hay que separar a los políticos de los administradores.

Politólogo

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