Durante muchos años, quienes ostentaron el poder político en nuestro país lograron, entre muchas otras cosas poco honorables, sembrar y hacer crecer la semilla de la desconfianza pública en las instituciones del Estado y sus representantes.

Así, a lo largo del tiempo, el ser político y, sobre todo, el ser funcionario o acceder a un cargo público, se convertía, en el ideario popular, en sinónimo de algo deleznable, de lo que había que cuidarse y, peor aún, a lo que había que temer.

Por supuesto que, tras décadas de que el modelo neoliberal instaurado a punta de fraudes y gobiernos espurios, atentara contra el bien común y el desarrollo de la nación, es difícil culpar a las mexicanas y mexicanos, de esa percepción. El servicio público, salvo excepciones muy destacadas, pasó a ser una decisión profesional que, para quienes decidían adoptarla, implicaba arriesgar, en principio, el honor y la imagen personal.

Frente a esa real y creciente crisis de confianza, para muchas personas que nos sumamos a la dinámica de cambio posible que se ofreció al pueblo de México con el Proyecto de Nación que encabezaba como opositor y hoy lidera como titular del Ejecutivo Federal, el licenciado Andrés Manuel López Obrador; el convencimiento de que era necesario romper los paradigmas de descrédito a políticos y funcionarios, y lograr un avance sustancial en la forma de trabajar entre sociedad y representantes oficiales, se volvió una certeza.

Por ello, desde 2018, las y los representantes populares y servidores públicos que impulsamos la Cuarta Transformación de la Vida Pública de nuestro país, hemos establecido agendas de trabajo que integran las demandas añejas y más sentidas de la ciudadanía, para convertirlas en propuestas de solución al rezago de décadas. Hemos hecho equipo con la gente, con el pueblo y, en los distintos ámbitos de la estructura gubernamental y política, nos hemos convertido en su voz porque es la nuestra y porque las respuestas que se les den a ellos, son las que les damos a nuestras familias, a nuestras hijas e hijos.

En ese contexto, desde la honorable distinción que me representa el cargo de Senador de la República que actualmente desempeño, para este primer periodo de tercer año de ejercicio de la 64 Legislatura, he convenido con las y los queretanos, y con sectores sociales de todo el país, una agenda legislativa que plantea iniciativas que brindan solución progresiva a problemática histórica, ocasionada, en su mayoría, por pésimas prácticas administrativas o falta de interés en las necesidades reales de la gente.

Desde la iniciativa para que los colaboradores de instituciones públicas que trabajen en servicios médicos, seguridad y protección civil, cuenten con un salario preferente durante la presente contingencia; hasta la iniciativa en la que planteamos  la necesidad de que las autoridades estatales y municipales definan autoridades específicas para la atención y seguimiento de trabajo infantil en situación de calle, nuestra agenda legislativa es propositiva y cumple con el compromiso que abanderamos los legisladores de Morena, de buscar más y mejores opciones de bienestar integral para todas y todos los mexicanos.

Además, dicha agenda incluye, reformas y propuestas de declaratoria que inciden en diferentes ámbitos de la vida pública de millones de personas que se han visto afectadas por el mal actuar de quienes deberían haberlos representado y servido.

En ese sentido, destaca por su importancia, la iniciativa de reforma a la Ley General de Víctimas, que busca que los integrantes del Sistema Nacional de Atención a Víctimas, cuenten con la figura de una “suplencia” que permita que las sesiones de este organismo, vital para la realidad de un México que aún sufre las consecuencias de pésimas estrategias de seguridad aplicadas en el pasado, puedan realizarse en tiempo y forma.

Y, por supuesto, ante la necesidad urgente de la reactivación económica en nuestro país, por lo que hemos propuesto la declaratoria de mercados tradicionales, cuyo objetivo es establecer esta figura para que dichos espacios puedan recibir insumos y plantear estrategias de publicidad, a fin de fomentar las visitas a los mismos e impulsar la economía de miles de familias.

Sin duda, todas estas iniciativas, y muchas otras que integran nuestra agenda legislativa, no serían posibles, ni de concebir, ni de poner en marcha, sin el trabajo comprometido de las compañeras y los compañeros legisladores y de la gente que, desde distintos sectores, se han comprometido a cambiar a México, a recuperarlo, a transformarlo y convertirlo en el país que nos merecemos y que parecían habernos arrebatado.

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