Inició oficialmente el invierno con su fría tarjeta de presentación, y como una cortesía nos brinda algunos breves momentos de alivio en el tráfico vehicular por la temporada navideña para que podamos respirar y darnos la oportunidad de la reflexión y el análisis de un ciclo que también nos permitió  descansar un poco de los cubrebocas, a pesar de que el frío traerá consigo un sustancial incremento en los padecimientos respiratorios en general.

Son estas dos últimas semanas del año las que nos obsequian el tiempo propicio para la revisión de lo que éste ha significado en la vida de cada uno de nosotros como personas, como miembros de una familia que comparte el esfuerzo cotidiano y como parte de una comunidad que refleja las cualidades y características que solemos reconocerle a nuestra ciudad a través de quienes la habitamos.

Ha sido un año difícil y complejo, que vino repleto de consecuencias de la pandemia que deseamos, en verdad, olvidar pronto. Un periodo en el que desafortunadamente observamos un mayor proceso de descomposición social por varias razones de diversos órdenes que acompañan más despropósitos que propósitos ,y que al final han afectado la economía de la gran mayoría, tanto de la gente como de muchas pequeñas y medianas empresas. La economía global vislumbra una temporada de recesión para el año que viene en muchos países, incluido el nuestro, pero puede ser, si las condiciones y acciones de los gobiernos lo permiten, un año en el que las oportunidades de algunas industrias, como las de tecnología, de auto partes y otras más, puedan abrir nichos de empleo y negocio para mucha gente en nuestro país, y en especial en aquellas regiones que manifiestan una clara vocación industrial.

La inmediatez de la necesidades y las circunstancias cotidianas nos obligan a mirar en el corto plazo para lograr sobrevivir, vivimos aún con una arraigada incertidumbre que cancela planes de mediano y largo plazo. Cuando estamos sujetos a un entorno complejo, irremediablemente los factores que nos afectan de una u otra manera, se multiplican con consecuencias inesperadas. No obstante, los jóvenes que no habían vivido la realidad de una crisis como la actual, están obteniendo un enorme aprendizaje, que ojalá se convierta en fortaleza personal y comunitaria para mejorar su calidad de vida. Su dependencia del uso de las redes sociales, obliga a revisar e intentar que sean más propositivas, una tarea complicada, pero impostergable.

Este año nos ha mostrado también que las cosas cambian velozmente de manera cotidiana y ello condiciona a mejorar el nivel de aprendizaje y la capacidad de respuesta ante los cambios por parte de las personas y de las empresas, lo que establece un reto permanente para muchas instituciones de educación técnica y superior en la formación de nuevas generaciones de jóvenes que harán frente a la realidad de un invierno más largo en la economía del mundo.

En fin, hay mucho en qué reflexionar, pero lo más importante es que en medio de todo lo que vivimos, logremos mantener viva la esperanza y la oportunidad de disfrutar la vida, ya que esta temporada es testimonio de la velocidad en que cada año transcurre. Ojalá que la paz y la armonía vuelvan a florecer pronto a lo largo, ancho y redondo de este mundo y en este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

¡Felices Fiestas!

@GerardoProal

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