Patria, Minerva, María Teresa y Debé nacieron en Ojo de Agua, en la región de Cibao de la República Dominicana. Eran hijas de Enrique Mirabal y María Mercedes Reyes y se les apodaba Las Mariposas. Eran activistas políticas y símbolos muy visibles de la resistencia a la dictadura de Trujillo y fueron encarceladas repetidamente por sus actividades revolucionarias en defensa de la democracia y la justicia. El 25 de noviembre de 1960 Minerva, Patria y María Teresa fueron asesinadas por miembros de la policía secreta de Trujillo. Sus cuerpos fueron encontrados en el fondo de un precipicio con los huesos rotos y signos de que habían sido estranguladas. Se han convertido en símbolos de resistencia, tanto popular como feminista. Su recuerdo forma parte del trabajo feminista de visibilizar la violencia de género. En su honor, el 25 de noviembre fue declarado Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres, primero en el encuentro Feminista para América Latina y el Caribe, en 1981. Pasaron 18 años para que la ONU reconociera este día como ahora lo conocemos.

Cuando la ONU aprobó la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer marcó un hito histórico por 3 razones fundamentales: en primer lugar situó la violencia contra las mujeres directamente en el marco de los derechos humanos. En segundo lugar amplió el concepto de violencia de género para que reflejara la realidad de la vida de las mujeres, es decir, aborda la violencia tanto en el ámbito familiar como dentro de la comunidad y hace hincapié en la violencia perpetrada y tolerada por el Estado.

El tercer aspecto fue resaltar que la violencia contra las mujeres está basada en el género; con ello refleja que la violencia no es fortuita o casual sino que el factor de riesgo es ser mujer.

Hoy en día vemos que se han organizado en el estado diversas actividades en torno a esta Declaración Internacional: son 16 días de activismo los que se han destinado en las agendas de las autoridades para “erradicar la violencia de género”, mientras que en los otros 349 días del año difícilmente se realizan acciones encaminadas a proteger, velar y dar justicia a las mujeres; ahí tenemos detenido en el Congreso el debate sobre la legalización del aborto, en la Sierra Gorda la justicia se encuentra enterrada junto con Karen y Carmen, dos mujeres asesinadas brutalmente frente a sus pequeños hijos, dos feminicidios olvidados como los otros 20 registrados en el estado. Quisiera ver en lugar de tanta faramalla política el trabajo y compromiso de las autoridades en este tipo de casos que laceran a nuestra sociedad, que perpetúan la violencia hacia las mujeres al proteger a los misóginos con la omisión de quienes deberían procurar justicia.

Es justo reconocer que el camino es aún largo en materia de violencia, justicia, inclusión y género pues por un lado no existe un auténtico compromiso de quienes lideran las causas políticas en el quehacer gubernamental, que a pesar de los avances se sigue tomando a la mujer como bandera de lucha, como contenidos de discurso demagógico o como cifra de muerte ante los graves atentados en su contra sin más retórica que la impunidad, el rezago y la intolerante moral convenenciera de las masas y por el otro una sociedad que ha olvidado el sentido de igualdad en los roles sociales que sólo legitiman la violencia y la individualidad de una causa que debería ser la humanidad misma.

Sin embargo, existe un nuevo horizonte de esperanza en mujeres y hombres que han decidido cambiar juntos. No más mariposas para actuar, no más violencia, no más muertas, ni una ni uno más. El llamado es a renovar la cultura, la política y la academia en un marco de tolerancia, inclusión y sororidad, pues mientras haya una madre, una profesionista, una abogada, una maestra, una gobernadora, una abuela que piense en todas nosotras como una sola habrá esperanza para esta generación.

Oradora Nacional. Premio Estatal de la Juventud Querétaro 2013. @MadalyrmDavila

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