Iniciando mi gestión como legislador federal, percibí, en mis constantes traslados a la Ciudad de México, que los accidentes en la carretera Querétaro-México se multiplicaban y que sus pésimas condiciones ponían en riesgo la seguridad de todos.

Me inquietó que casi en cada viaje había tragedias: automóviles destrozados y sábanas blancas sobre la carretera. El problema se volvió más obvio, ya que iba y venía cuatro o cinco veces por semana.

No sólo son los accidentes, sino también el tránsito cada vez más pesado que sacrifica el tiempo laboral, personal y familiar. Una vez hice, de Querétaro a la Ciudad de México, 7 horas: había llegado al límite; después llegué a las 8 horas de viaje, ¡nuevo récord inaudito e impasable!

Un día, llegando al Congreso, le pedí a mi secretaria, Alejandra Hernández Infante, que hiciera contacto con la oficina del secretario Ruiz Esparza para exponerle el problema; también presenté decenas de oficios, peticiones, exhortos e iniciativas, y usé la tribuna del congreso para denunciar las omisiones en el tema y alertar sobre el problema. ¡Mi secretaria hizo más llamadas que un call center!

Esto captó la atención de los principales periódicos y programas de noticias del país. Se comenzó a hablar más del tema. Estoy convencido de que, además de legislar y gestionar, una función de los congresistas es ser la voz de la gente en sus problemas.

Comencé a “pisar callos”, pues milito en un partido de la misma filiación de los funcionarios que critiqué. Sin embargo, era un tema de la gente; tenía que hablar y dar la batalla por ellos. Se vale reclamar asuntos vitales para tu estado aunque dejes “incómodos” a algunos miembros de tu partido. Los partidos son otra cosa y tienen otra función. Uno representa a la gente, no nada más a los de su partido.

Comencé a usar las redes sociales para incrementar la atención en el tema; los funcionarios, no me recibían. Si a un legislador federal no lo reciben, que podrá esperar la gente allá afuera.

Sentí un par de comentarios como llamadas de atención por el tono que le estaba dando al tema. Parecía “oposición”, pero no: estoy convencido de que defendía una causa.

Agradezco a Abraham Zamora, quien en Banobras me recibió varias veces con distintas opciones para mis gestiones. Benito Neme, de Capufe, me recibió una sola vez; quedamos en distintas cosas, pero no pudimos mantener el contacto.

Otro día anuncié una protesta en la caseta de Palmillas. Algunas “instancias” me pidieron que no lo hiciera, pero con un tono respetuoso y enérgico, lo hice. Reclamé la atención a la carretera.

Ello nos llevó, gracias a mi coordinador César Camacho, a que pudiera sostener, con su presencia, una reunión con altos funcionarios de SCT para sacar adelante el arreglo de la carretera. Se levantaron acuerdos que fue complicado seguir.

Para el 2018, César Camacho fue fundamental: me abrió puertas e hice gestiones para rehabilitar el parador Palmillas con recursos que la Secretaría de Hacienda comprometió ya para Querétaro. Le agradezco su sensibilidad ante las gestiones locales.

Días antes de que el secretario estuviera en Querétaro para inaugurar el nuevo libramiento Palmillas-Apaseo, me tocó ver otro accidente mortal. Irritado, le envié un tuit por las condiciones de la carretera. En el evento varios me reclamaron mi mensaje, pero, convencido de la causa y con respeto, pude hacer énfasis en el tema. Al paso del Presidente Peña Nieto en ese evento, de viva voz pude hacerle la petición.

Entiendo que no debo ser del agrado de Ruiz Esparza por mi reclamo constante, privado y público; sin embargo, le agradezco que al final de su gestión haya destinado 750 millones de pesos para reconstruir y rehabilitar la carretera Querétaro-México. Vino, en estos días, para anunciar la obra que iniciará en un mes. El evento lo seguí por las noticias y las redes sociales.

Nunca me recibió, pero tengo la esperanza de que por varios medios sí recibió la petición de miles de queretanos y mexicanos que circulan esa carretera.

Celebro el buen entendimiento con las autoridades estatales cuando esa relación implica beneficios para Querétaro y su gente. No hay nada personal: es nuestro trabajo. Hoy todos los ciudadanos somos parte de cada peso federal que se invierte en Querétaro y esperamos que se haga con eficiencia y resultados.

Estoy convencido de que no sólo se legisla, se representa.

Legislador federal por el PRI

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