El peso mexicano, nuestra moneda, ha estado sujeta a una ola de especulación que ha hecho que suba y que baje rápidamente. Existen dos componentes en un proceso de definición del tipo de cambio de una moneda, por un lado el económico que tiene que ver con razones técnicas como diferencia de inflación en los dos países, pero otra es lo emocional, resultado de lo que se supone que podrá pasar por una u otra causa. Esto último en nuestro país ha estado ligada directamente con el resultado electoral de los Estados Unidos, si gana en el debate luce más Hillary Clinton entonces mejora, si Donald Trump sube en las encuestas entonces empeora, es algo en muchos momentos irracional, pero con una afectación directa.

El Banco de México cuenta con una reserva para enfrentar momentos de especulación, lo que ha llegado a suceder en el pasado y ha salido a vender dólares, para de esta forma frenar la caída del peso, habiendo dólares en la calle. Este proceso electoral es tan largo, que ha sido poco conveniente estar reaccionando a cada momento, por eso, ha optado por esperar al 8 de noviembre para conocer el resultado y ahora si actuar.

Si gana Hillary Clinton, como todo parece indicar,  seguramente el peso tenderá a recuperarse y a mejorar el tipo de cambio, aunque el discurso de la candidata, tampoco ha sido del todo conveniente para México, va a modificar algunos puntos del tratado comercial y no hará un muro, pero si puede cambiar muchas reglas de la relación bilateral. En caso de ganar Donald Trump, entonces si la presión del peso aumentará y probablemente el Banco de México tenga que usar su reserva para intentar minimizar la caída, ya falta poco para saber.

Las encuestas muestran como 6 puntos en promedio a favor de Hillary Clinton, lo que, a estas alturas del proceso debería indicar una ventaja inalcanzable para Donald Trump, pero hemos observado que las encuestas no muestran el resultado real de los procesos, las personas cuestionadas contestan una cosa y hacen otra, o lo que es peor, no van a votar y entonces resulta que los ganadores son lo que movilizan más votantes y ese es el miedo de los demócratas, que la votación al sentirla tan a su favor, haga que sus simpatizantes no salgan a votar y entonces los número cambien y el resultado sea otro.

En relación con este tema, Roy Campos, en entrevista en Causa y Efecto comentaba que en los plebiscitos normalmente gana lo contrario a lo que el gobierno busca, ya que es una reacción de la población de ir en contra y muchos de los que están a favor, no participen en el proceso y entonces el resultado sale diferente, tal como sucedió en Inglaterra con la decisión de permanecer en la Comunidad Económica Europea (BREXIT) o en Colombia con la definición de la relación del gobierno con la guerrilla o en el Marqués con la concesión del servicio de recolección de basura, en los tres caso la posición contraria al gobierno fue la ganadora. Explica Roy Campos, que mucho del problema es que no se explica lo suficiente las implicaciones de cada lado, solo termina siendo SI o NO, pero cada alternativa trae consigo mucho más que el votante no necesariamente conoce o solo sabe de un solo lo que implica, cuenta con una visión parcial, así que se sesga la decisión. Por eso no necesariamente el plebiscito es una solución democrática, hay que hacer más trabajo previo para que realmente sea de utilidad.

Cambiando de contexto, en nuestro Estado sigue el asunto del transporte público continua estando en la vitrina de la opinión pública, el Gobernador Francisco Domínguez ha declarado que habrá mano dura con los concesionarios y que están preparados, por si hay intentos de sabotaje. Atrás de esto es que el próximo 27 de octubre será la reunión decisiva de la nueva empresa de transporte, donde se definirá el capital, los participantes y la administración que tendrá. Lógicamente hay grupos que prefieren  que las cosas no cambien, han creado un negocio exitoso operando como hasta ahora, pero es un reclamo social y un compromiso del Gobernador que eso cambie, es algo de suma importancia para el futuro de nuestra ciudad, no puede seguir igual el transporte público, así que considero importante que el gobierno del Estado defina las reglas, apoye con la infraestructura necesaria y supervise fuertemente que se cumpla la calidad ofrecida. A los concesionarios les toca hacer un negocio y si no se sienten capaces de lograrlo, que se hagan un lado y dejen participar a empresarios que si puedan hacer una empresa exitosa ofreciendo un producto de calidad, se supone que estamos cerca de la definición final, ojalá así sea por la tranquilidad de Querétaro.

Google News