Dicen, será una elección histórica, demócratas y republicanos, pugnan por la presidencia de ese país. El pasado 3 de noviembre los estadounidenses salieron a las urnas para elegir a su próximo presidente, Joe Biden o Donald Trump. Pero desde septiembre, en varios de los 50 estados que conforman la Unión Americana, tanto el voto postal como el voto anticipado fueron habilitados y más de 100 millones de personas emitieron ya su voto antes del día de las elecciones.

Vimos imágenes de comercios, restaurantes y hoteles tapiados, en Washington y Nueva York, por el miedo a la fanatismo electoral por el resultado de las elecciones presidenciales, situación impensable en procesos electorales en Estados Unidos. Ahora, existe temor que la polarización social llegue a situaciones violencia.

Los expertos opinan que la democracia estadounidense es imperfecta y cuestionable. Pero aun así, es de las más sólidas en el mundo, por la estabilidad de sus instituciones, por los contrapesos y los equilibrios que existen dentro de la sociedad, perfectamente claros en su concepto de ciudadanía.

Tom Gerald Daly, subdirector de la Escuela de Gobierno de la Universidad de Melbourne, apuntó que “la elección no solamente definirá la democracia estadounidense por una generación, sino su resultado podría disminuir la idea de la democracia en sí mismo, como una norma global”.

Continúa diciendo: “Lo que hemos visto es el desmantelamiento de agencias de gobierno por completo, subordinación del Departamento de Justicia, de un poder presidencial sin freno, del uso sin precedente de militares contra la protesta, y una pandemia tan mal administrada en Estados Unidos, pese a toda su capacidad tecnológica y científica, que ha producido más de 190 mil muertes”. Es decir, una regresión democrática acelerada e imitada.

La opción que tienen los votantes entre darle profundidad y continuidad a un Ejecutivo cada vez más fuerte, orientado a ese Estados Unidos rural, racista, volcado hacia adentro, o retomar la vocación de integrarse en el proceso de globalización y progreso en el que EU ha participado por décadas.

Es una opción para los votantes: darle una imagen como nación innovadora, que se forjó sobre la base de la migración, del llamado “sueño americano”; o quizá pueda afianzarse el nacionalismo a ultranza y el supremacía “del blanco”, redefiniendo las instituciones para dar permanencia a esta visión, como han sido los cambios en la Suprema Corte o la redefinición de distritos electorales mediante el censo y seguir con una agenda política ideologizada, con dejos de un discurso de violencia que divide a ese país. No es fortuito que en una de las democracias más antiguas, la discusión se centra en que lo que está en juego, precisamente, es la democracia.

Otro tema de importancia en elecciones de EU son las leyes y enmiendas que también se votaron. Propuestas de leyes estatales, alrededor de 120, y enmiendas constitucionales estuvieron incluidas en las boletas en 32 estados el día de la elección y se referían a diversos asuntos: derecho al voto, desigualdad racial, aborto, impuestos y educación, entre otros.

Al momento de escribir estas líneas, es prematuro decir quién ocupará la Casa Blanca durante los próximos cuatro años. Hasta el momento Joe Biden contabiliza 69.2 millones de votos, sin embargo no olvidemos el sistema del Colegio Electoral.

El interés que los mexicanos por las elecciones presidenciales de EU, está en la relación tan cercana que han establecido Donald Trump y el presidente de México, y seguramente, opinan algunos analistas, que tendrá impacto en las elecciones 202i en nuestro país.

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