En el turbulento panorama político de México, la violencia y la inseguridad son moneda corriente, y las recientes experiencias de la candidata de Morena, Claudia Sheinbaum, al ser confrontada por un retén del crimen organizado en su gira por el estado de Chiapas es sólo la punta del iceberg que revela una cruda realidad: la fallida estrategia de seguridad del gobierno federal encabezado por Andrés Manuel López Obrador y Morena. Mientras Sheinbaum y otros funcionarios de Morena recorren las calles, carreteras y comunidades del país en busca de votos, están empezando a enfrentarse cara a cara con la violencia que han ignorado durante demasiado tiempo.
Durante años, el gobierno de AMLO y su partido han defendido la estrategia de “Abrazos, No Balazos” como el enfoque principal para abordar el problema del crimen organizado y la violencia en México. Sin embargo, esta estrategia ha demostrado ser un rotundo fracaso, y los recientes eventos, donde se cuentan también las decenas de políticos asesinados, incluidos militantes de Morena son sólo una muestra más de ello.
Durante el gobierno de AMLO se hacían los ciegos ante la creciente ola de violencia que azota al país. Se cerraban los ojos ante el sufrimiento de las madres buscadoras de desaparecidos, ignorando sus clamores por justicia y verdad. Ahora, mientras recorren las calles, carreteras y comunidades, los candidatos de Morena están de frente a los criminales que les están quitando la venda de los ojos, obligándolos a enfrentar la realidad que durante tanto tiempo han ignorado.
Se hacían los sordos ante el estruendo de los balazos que resonaban en las calles de las ciudades y los pueblos, negando la realidad que miles de mexicanos enfrentaban a diario, afirmando que tenían otros datos. Ahora, mientras escuchan el estruendo de los balazos y se enfrentan a la violencia en carne propia, están siendo orillados a reconocer la gravedad del problema de seguridad que han ignorado durante tanto tiempo. ¿Hasta cuándo seguirán con su cinismo?
Se hacían los mudos para no dar condolencias a las víctimas de la violencia, eludiendo su responsabilidad en proteger a los ciudadanos. Ahora, cuando hablan, lo hacen para acusar complots y montajes, intentando desviar la atención de su propia incompetencia y responsabilidad en el crecimiento del crimen y la inseguridad en el país.
La candidatura de Claudia no puede desligarse de esta realidad. Como exjefa de Gobierno de la Ciudad de México y ahora aspirante a un cargo más alto, Sheinbaum ha sido cómplice de la falta de acción y de los fracasos del gobierno en materia de seguridad. Su incapacidad para enfrentar de manera efectiva la violencia y proteger a los ciudadanos es evidente en su propia experiencia en Chiapas, donde se vio sorprendida por un retén del crimen organizado.
Es hora de que los líderes políticos asuman la responsabilidad por sus acciones y por las consecuencias de sus políticas. AMLO y Morena no pueden seguir escondiendo la cabeza en la arena y negando la realidad que enfrenta el país. Es hora de reconocer que los “Abrazos, No Balazos” ha fracasado y que se necesita un cambio de enfoque en la estrategia de seguridad.
Así, la candidata Xóchitl Gálvez emerge como una opción prometedora para liderar el país. Su crítica contundente a la estrategia de seguridad de AMLO y su compromiso con abordar de manera efectiva el problema de la violencia son señales de un liderazgo fuerte y decidido. Es hora de dejar atrás los falsos discursos y las promesas vacías, y elegir líderes que estén verdaderamente comprometidos con el bienestar y la seguridad de todos.