Hace un par de semanas vi una película acerca de la vida de una mascota a lado de su dueño, la cinta me conmovió mucho y me pregunté si alguna vez me había pasado esto con alguna pintura; debo de admitir que sí, y en más de alguna ocasión, hay muchas razones para esto y varios factores que influyen en la impresión que un espectador tiene con una pieza artística, pero a veces el arte sólo busca transmitir sentimientos y sensibilizar acerca de los procesos creativos por los que pasa el artista.

Hoy te quiero contar acerca de uno de los grandes mitos de la historia del arte: Vincent Van Gogh. Un personaje excéntrico, famoso por su oreja, por su noche estrellada, por su gusto por los girasoles, pero sobre todo por su vida tan tormentosa.

Uno de los aspectos más interesantes y que más llama la atención de este artista es el rechazo que vivió en vida por parte del ambiente artístico de su momento. Él era un personaje con un carácter y personalidad complicada, asimismo tenía una visión y técnica artística distinta a lo que se producía en el momento, haciéndolo acreedor de malas críticas, provocando que sus piezas no se vendieran —sólo logró vender dos piezas cuando estaba vivo—.

Este rechazo lo vivió también por parte de su familia, sin embargo, siempre contó con el apoyo incondicional de su hermano Theo, gracias a esta relación, es que se conoce tanto acerca de la vida del artista, y esto se logró a través de las cartas que intercambiaron durante su vida, ya que en éstas Van Gogh le mostraba parte de su proceso creativo y cómo representaba sus sentimientos más internos en su obra artística. De igual forma, gracias a la familia de su hermano es que su legado pasó a la historia, ya que su esposa Johana Van Gogh se encargó de difundir el arte y las cartas de su cuñado con el mundo.

Van Gogh es un personaje que después de su muerte ha vivido en el reflector, esto debido a su vida. Una de sus grandes habilidades como artista fue su poder transmisor, el poder canalizar y transmitir todo ese dolor que vivió en vida en la fuerza de cada una de sus pinceladas, es indescriptible. Aunque algunas pinturas estén repletas de colores vibrantes, como en el caso del amarillo en su obra Los girasoles de 1888, existe un sentimiento de dolor y tristeza en ellas, si no fuera así ¿por qué a simple vista hay girasoles marchitos en la pieza?

Vincent Van Gogh no solamente es un ejemplo del legado que un artista puede dejar tras su muerte, sino que también abrió una brecha para todos aquellos artistas solitarios que buscan transmitir sentimientos a través de sus piezas. Por eso, en esta ocasión me gustaría proponer que el arte también es un sentimiento. A veces el arte es el reflejo de los sentimientos de los artistas y su poder al transmitirlos, esto crea a su vez, un sentimiento de empatía, donde el arte puede unir a las personas.

Me gustaría preguntarte: ¿en alguna ocasión te ha conmovido ver una pieza artística?

*Lic. en Historia del Arte y Curaduría

Google News