Estados Unidos ya no es el enemigo. Al menos en esta primera parte de las eliminatorias rumbo al mundial de Rusia. Y es que el vecino del norte no ha aparecido, o quizá sea que, por el momento, los temas electores le resulten de mayor interés.

El “enemigo” actual es Colombia. El país cafetalero, con silenciosa premura, se ha apoderado del primer lugar en la tabla del Hexagonal de Concacaf. México y Panamá le siguen de cerca con dos puntos menos.

Nadie habla de Colombia, o de Panamá, muchísimo menos de Jamaica o Trinidad de Tobago. Cuando le palabra Concacaf aparece, la imaginación nos traslada al mítico México contra Estados Unidos, aunque ese enfrentamiento esté sobrevalorado y sobreexplotado por la mercadotécnica feroz.

Colombia no aparece en los titulares de periódicos ni es tema de conversación en las mesas de debate de nuestro país, pero es una sorpresa verlo en lo más alto de la tabla.

La bitácora

Costa Rica es el próximo rival de México en su largo camino hacia el mundial de Rusia. Y aunque faltan casi cuatro meses para su encuentro, es importante estudiar al rival desde ahora.

Los sudamericanos enfrentaron cuatro partidos oficiales en el área de Concacaf durante el 2016, de los cuales ganaron…¡todos!. Los ticos culminaron el año con una goleada ante Estados Unidos de cuatro goles por cero y están invictos. Ese es, nada más y nada menos, el próximo rival del Tricolor.

En cuatro partidos anotaron 10 goles y, por si fuera poco, en octubre pasado mantuvieron un partido amistoso ante Rusia donde también ganaron cuatro goles por tres.

La lección

Los amistosos internacionales suelen dejar muy buenos resultados a mediano y largo plazo. Es importante para las selecciones del mundo medir su nivel ante otros países, otros jugadores y, sobre todo, probar escenarios diferentes.

A la selección de Juan Carlos Osorio le hace falta salir de su zona de confort. Y es que la Federación Méxicana se ha acostumbrado a pactar amistosos en Estados Unidos, donde el ambiente es muy cómodo para el seleccionado, para la afición y para la mercadotécnica, pero a nivel deportivo no ayudan en nada.

Quizá los federativos deberían aprender del próximo rival y llevar al combinado mexicano a terrenos más ríspidos, en donde el marcador –muy probablemente- no será tan favorable, pero probaran nuevos retos y harán del Tri una selección mucho más fuerte y experimentada para los compromisos oficiales.

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