Pasado mañana, es decir, el próximo día 10 cumplo 55 años de litigar, enseñar y dictar conferencias sobre Derecho del Trabajo en todas sus especialidades (Individual, Colectivo, Procesal, Internacional y, Sociología del Trabajo), funciones que he desempeñado en toda la República Mexicana, Latinoamérica, El Caribe y gran parte de Europa, así es que ya se puede usted imaginar la multitud de experiencias profesionales y personales que he tenido.

Conocí a Lech Walesa y a Luiz Inácio Lula da Silva a finales de los 80s en un par de congresos internacionales sobre la materia y siempre se les recuerda con admiración. Ambos de origen humilde, nunca se han olvidado de sus raíces y son de los individuos que me recuerdan las palabras: Hay hombres que luchan un día; son buenos; hay hombres que luchan un año, son mejores, pero existen hombres que luchan toda la vida y estos son indispensables; dos de ellos se llaman: Lech Walesa y a Luiz Inácio Lula da Silva.

Para Brasil, la segunda mitad de los años 1970 se caracteriza por la radicalización de los movimientos de reivindicación de la clase trabajadora. Una vez reprimida violentamente toda forma de oposición a la dictadura, desde el movimiento estudiantil hasta las organizaciones armadas, pasando por la suspensión de mandato de parlamentarios y la prohibición de partidos, la actividad sindical se vuelve una especie de punta de lanza de la contestación, atrayendo el entusiasmo y la solidaridad de militantes de izquierda que ya no encontraban espacio para actuar en sus áreas de origen, desde la Iglesia hasta la Universidad. Entre 1978 y 1980, Lula comanda huelgas generales que asumen proporciones impensables, afianzándose como el mayor nombre de la oposición en el escenario político del país. El 19 de abril de 1980, lo meten preso y pasa 31 días en la cárcel, al obtener su libertad, retoma la actividad sindical y política. Fundar un partido para conquistar espacio en las esferas decisorias, tanto en el Poder Ejecutivo como en la formulación de leyes más justas para los trabajadores, se vuelve una meta, una misión inevitable. Surge el mayor y más importante partido político de la redemocratización. Concebido en el cotidiano de luchas del movimiento sindical, el Partido de los Trabajadores es prontamente apoyado e influenciado por intelectuales, religiosos, artistas, estudiantes y militantes egresos de la lucha armada. Lula es su primer presidente. (Continuará)

Especialista en Derecho del Trabajo, 
Certificado por el Notariado de la Unión Europea. 
lopezaso@outlook.com

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