El tiempo del confinamiento en México desde los primeros casos de contagios por Covid-19 en personas sin antecedentes de viajes al extranjero ha mostrado enseñanzas en lo social, sobre todo en Comunicación y Periodismo.

Las siguientes líneas buscan los matices y el equilibro en la información la reflexión que se mencionarán, más allá de las filias y fobias visibles en sectores de la sociedad alrededor de la “4T” y el Presidente de la República.

Primero habría que señalar los dos aspectos que la pandemia Covid-19 ha evidenciado: las desigualdades y la polarización que existe al interior de la sociedad, polarización incubada desde la campaña electoral de 2006 y acentuada en los últimos 18 meses desde el discurso presidencial.

Las desigualdades, producto de las fallas y las directrices del modelo económico que tomó el país desde finales de los 70´s, no aparecieron por “generación espontánea”, ni tampoco han sido abatidas o contrarrestadas durante los 18 meses que llevamos del sexenio.

El asunto de la polarización irá de la mano con algunas enseñanzas que a mi parecer ha dejado la pandemia, en lo social.

La primera enseñanza que ha dejado es aprender a convivir con la incertidumbre. Todos y todas deberíamos tener claro, sobre todo un sector de “opinólogos”, críticos en redes y standuperos, que se trata de una situación insólita para la humanidad, porque es un nuevo virus (SARS Cov-2) para el que no existe una receta infalible o probada de cómo enfrentarlo, ni tratamiento, ni vacuna.

Quienes buscan certezas y exactitud en datos del número de contagios y fallecimientos a causa del virus en los diferentes países, no las encontrarán. Ni las autoridades de salud de México, ni las de Reino Unido, Alemania, Francia o Estados Unidos, por decir algunos casos, conocen con exactitud ambas cifras.

El combate al virus se realiza con base en modelos científicos y medidas sanitarias respaldas por especialistas, así como estimaciones matemáticas. Tanto en México como en otros países. Con ello doy paso a la segunda enseñanza.

Tres elementos están detrás de la mayoría de anuncios que ha informado el vocero del gobierno y principal encargado de hacer frente a la pandemia –subsecretario Hugo López-Gatell Ramírez—: el Consejo de Salubridad General (autónomo e integrado por ciudadanos), el modelo centinela de vigilancia epidemiológica –utilizado en fases 1 y 2—, modelo científico; y un grupo de científicos –valga la redundancia- que apoyan las curvas, gráficas y modelos presentados en las conferencias de prensa vespertinas.

Si uno revisa el sitio www.coronavirus.gob.mx, puede encontrar diapositivas con los nombres de académicos de UNAM y CIMAT que son integrantes de este grupo.

Aunque el modelo centinela de vigilancia epidemiológica no es el único modelo o herramienta que se pudo elegir, ni fue pensando específicamente para Covid-19, sí se trata de un modelo “probado” y “perfeccionado” en México para epidemias y cuestiones de salud pública, enfatizó Rodrigo González Sánchez, presidente del Colegio de Pediatras de Querétaro con subespecialidad en Infectología Pediátrica.

El modelo dio pauta para las medidas en la fase 3, donde la infraestructura hospitalaria y el sistema de salud están a prueba.

Antes de concluir el escrito (1ª. parte), menciono otra enseñanza: ha visibilizado que toda publicación informativa en medios, tiene una intencionalidad. En Comunicación no hay casualidades. Existen textos que carecen de rigor y equilibrio periodísticos, pero que se publican. Esto se ha visto en varios días de abril y mayo, pero por cuestión de espacio, de este tema abundaremos en siguiente artículo.

Periodista y profesor de la UAQ

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