Para muchos, especialmente para las nuevas generaciones, el 11 de septiembre les evoca el atentado contra las torres gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre del 2001, que dejó casi dos mil muertos y unos 25 mil heridos.

Para otros, yo incluido, la primera idea que me viene en mente ante un 11 de septiembre es el golpe de estado del traidor Augusto Pinochet contra el presidente de Chile, Salvador Allende, en 1973.

El atentado de 2001 le abrió las puertas a la “guerra infinita” de George Bush y de los presidentes norteamericanos que le siguieron, hasta el penúltimo, Donald Trump. Significó las invasiones de Irak y de Afganistán.

El golpe de estado de Pinochet y la posterior dictadura que le siguió, dejó una estela en Chile de 40 mil víctimas, más de tres mil asesinatos y desapariciones, tortura, secuestros, violaciones, vuelos de la muerte (en los que se arrojaba a las personas al mar desde aviones) y unos 200 mil exiliados, algunos de los cuales recibieron refugio en nuestro país e incluso en nuestra ciudad, Querétaro.

Quién sabe si algún día se sabrá la verdad sobre el atentado en Nueva York, pues incluso está en tela de juicio que las torres gemelas hayan sido derribadas por los aviones que se estrellaron contra ellas. Por la forma en que se derrumbaron, estructuralmente hablando, es mucho, pero mucho más probable que hayan sido derribadas con explosivos mediante una detonación controlada.

Lo que sí sabemos es que el golpe de estado en Chile inició una de las dictaduras más feroces de América del Sur. Chile, con apoyo de los Estados Unidos, se convirtió en víctima del primer laboratorio del neoliberalismo, impuesto por la fuerza de las armas. La dictadura duró 17 años, hasta que el pueblo chileno, le puso fin con el referéndum de 1988. Sin embargo, muchos de los desastres del régimen dictatorial siguen aún vigentes hoy en día. Por ejemplo, la privatización de la educación, del sistema sanitario y de los sistemas de pensiones, las famosas “afores” que llegaron a México en 1996, de la mano del ultra neoliberal Ernesto Zedillo.

Para los vecinos del norte y para muchos anglosajones del único 11 de septiembre que se acuerdan es el de Nueva York, pero para muchas y muchos latinoamericanos, el 11 de septiembre será recordado como un día de infamia para la democracia en América Latina.

Presidente del Consejo Estatal de Morena

Google News