Ayer, 19 de abril, la candidata del PRIAN, Xóchitl Gálvez, acudió a la 87 Convención Bancaria, en Acapulco. Tuve la oportunidad de ver un video de la intervención de Gálvez, hablando de PEMEX, de poco menos de 2 minutos de duración y mi estupor es que no es posible decir tantas incoherencias en tan poco tiempo.

De manera increíble comienza diciendo que “sólo hay dos áreas del petróleo”: “la que produce, la que explora y la que produce petróleo”. Como puede verse, ni siquiera logra separar las supuestas dos áreas claramente, pues en ambas señala la producción de petróleo. Para Gálvez no existen áreas básicas como el transporte, los procesos y el almacenamiento ni tampoco existe la refinación ni la petroquímica. Gálvez evidencia que no sabe de dónde salen las gasolinas, el diésel, el queroseno y el asfalto y le tiene sin cuidado que del petróleo se produzcan fertilizantes, oxigenantes, refrigerantes, resinas, emulsificantes, envases, fibra acrílica, calzado, hules sintéticos, solventes, poliéster, explosivos, bolsas, empaques, anticongelantes, pinturas, cosméticos, medicinas y un largo, pero largo etcétera. Para Gálvez la industria petrolera termina con la producción de petróleo y ya. Algo muy elemental y más viniendo de alguien que dice ser una ingeniera “xingona”.

Luego señala que el único proceso rentable es el de la producción de petróleo. Algo risible. Que se lo vaya a decir a empresas integradas del sector petrolero como ExxonMobil, British Petroleum o Shell. Baste señalar que, en 2022, ExxonMobil tuvo ganancias del orden de los 56 mil millones de dólares, Chevron ganó 35 mil millones, Shell 40 mil, Total Energies 36 mil, Equinor 133 mil y Saudi Aramco 161 mil millones de dólares. Ciertamente no tuvieron tales ganancias sólo por la producción de petróleo pues, por ejemplo, Total es una empresa francesa y Francia no tiene petróleo. Estas fabulosas ganancias del sector petrolero se deben a la cadena de valor de toda la industria. Ganan por la venta de petróleo, pero ganan mucho más por su procesamiento. Tienen ganancias en cada una de las fases, algo que desconoce la candidata del PRIAN.

Gálvez propone regresar al modelo fracasado impuesto por el PRIAN con su reforma energética de 2013 y que, en los hechos, fue un rotundo fracaso pues antes de dicha reforma nuestra balanza comercial petrolera tenía un superávit de 20 mil millones de dólares. Luego de 5 años de reforma, al final del sexenio del priista Peña Nieto, ese superávit se había convertido en un déficit de 3 mil 400 millones de dólares. La reforma significó una pérdida para México de más de 30 mil millones de dólares en tan solo cinco años. Algo a lo que la ingeniera “xingona” quiere regresar.

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