“Más vale vivir con el dolor de la verdad,
que con la fantasía de una mentira”

Debe ser muy lindo vivir en el país de López Obrador, lleno de justicia, de éxitos, de riquezas y, sobre todo, de futuro, de esperanza en un mejor mañana. Es una lástima que los ciudadanos de esa utopía sólo habiten en su cabeza.

Lo de ayer ya ni siquiera es irrisorio, nuestro Presidente se vuelve una caricatura patética de sí mismo con datos, por lo menos, inexactos en el contexto en que los presume, de pronto se siente un experto en temas macroeconómicos que atolondra a los más avezados economistas, a fin de cuentas, bola de tecnócratas corruptos, gobernar es una cosa muy fácil si el pueblo bueno y sabio te baña de su divina gracia.

Si López Obrador perdió la razón o no, es un tema personalísimo, pero de interés súper público, aunque, a fin de cuentas, nunca lo sabremos, no imagino un test psiquiátrico del presidente accesible a la opinión pública, así que el debate sobre su salud mental, si bien polémico, es infructuoso.

Preocupa, lejos del síndrome de hubris, que el Presidente que más conoce la realidad de su pueblo, que el hombre que ha recorrido todos los municipios del país, se empeñe en cegarla con su propia arrogancia, preocupa que el Presidente piense que la realidad debe someterse a su capricho y si no, peor para la realidad.

Amlo Land es un paraíso tropical donde la clase media no aspira a nada, donde no necesitas más que un par de zapatos; en Amlo Land la técnica y la ciencia son mal vistas y reina la sabiduría popular, los estudiantes son duchos en fábulas, en decálogos morales y en honestidades valientes aunque no puedan resolver una operación simple de aritmética o comprender un texto complejo; en Amlo Land todos asienten, todos están de acuerdo, las diferencias son mínimas, un adarme de disenso, y se resuelven, democráticamente, en el ágora por mano alzada, por aclamación, ahí también se juzga, siempre sumario, sin saber de más leyes que las de las buenas conciencias, no hay derecho pero sí hay “justicia”.

En Amlo Land los delincuentes hace mucho que se erosionaron entre abrazos y regaños de la abuelita; en Amlo Land ya no hay fosas clandestinas ni feminicidios porque todos aprendieron cuál es su lugar en la vida, las mujeres se casan, tienen hijos y cuidan a los papás cuando se vuelven viejos que a su vez cuidan a los más pequeños, los hombres son los principales proveedores y todos se respetan, sí, porque todos son buenos… En Amlo Land no preocupan las hambrunas sino la organización de los festejos de su historia de bronce, facilita y maniquea, de buenos y malos. En Amlo Land, como en el mar, todo es felicidad.

Tiene razón el Presidente, ha cumplido ya, quizá es momento de que se retire, de que tome un descanso merecido y pueda gozar de su gran obra. Ha sentado las bases de la transformación del país, aunque solo sea en su cabeza.

De Colofón

Mientras el Presidente se radicaliza, la oposición empieza a operar los réditos del rompimiento que vendrá en la 4T, hay demasiados heridos por la soberbia de López Obrador y buscarán una vendetta política en el 2024… Aunque ayer se llenó de aplausos y lisonjas, en el fondo cada vez está más solo

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