El calentamiento global y la escasez de combustibles no renovables, como el petróleo, han obligado a los gobiernos a regular el transporte para mejorar el rendimiento en el uso de combustibles fósiles que permitan reducir las emisiones. En el caso de la industria automotriz, los fabricantes apuestan a los autos híbridos y eléctricos.

El foro multigubernamental Electric Vehicle Initiative (EVI), dedicado a la aceleración de la adopción de los autos eléctricos en el mundo, se plantea como meta que en el año 2020 existan 20 millones de unidades de este tipo en circulación a nivel mundial, aproximadamente 2% del parque total vehicular.

En 2012, un poco más de 180 mil autos eléctricos circularon en el mundo, una cifra que representa 0.02% del parque automotriz total, aunque la mayoría de ellos se encuentran en Estados Unidos (70 mil autos) y Japón (44 mil vehículos).

A pesar de las bondades de este tipo de vehículos y del apoyo de los gobiernos interesados en reducir la contaminación ambiental, hay factores que dificultan su aceptación. El principal desafío tecnológico que enfrenta la industria es la reducción de costos de sus componentes, especialmente de las baterías.

Por ejemplo, Nissan utiliza una de 24 kWh para su modelo Leaf, con un costo aproximado de 12 mil dólares, cantidad que puede representar la tercera parte de su precio de venta. De igual manera, Ford utiliza baterías que cuestan entre 12 mil y 15 mil dólares para su Focus Electric, cifra que se compara desfavorablemente con el Ford Focus de combustión interna que cuesta alrededor de 22 mil dólares.

Los autos híbridos (PHEV) pueden ser aún más caros debido a sus fuentes de energía duales. Un Volt Chevrolet utiliza un paquete de 16 kWh, sin embargo su precio excede en 5 mil dólares al Leaf de Nissan, debido a la complejidad de integrar dos fuentes de energía.

Otro desafío se presenta en la frecuencia de carga y distancia por recorrer. Por ejemplo, el recorrido con una carga completa del modelo Leaf de Nissan es de 100 km, la quinta parte del desempeño comparable con un auto de combustión interna, cuyo tanque de combustible permite recorridos de 500 km. Desde luego, la excepción es el modelo S de Tesla, con alcance de 480 km por carga, sin embargo, su precio (70 mil dólares) aumenta considerablemente, descartándolo como opción atractiva.

Las tendencias actuales en ventas del mercado indican que los autos eléctricos más atractivos son los híbridos (PHEV); en este sentido, destaca el Volt de Chevrolet como el auto más vendido del sector. Todo parece indicar que los usuarios prefieren la flexibilidad de dos fuentes de energía que les permita un mayor rango de desempeño.

De este modo, la tecnología tendrá que avanzar hasta lograr la producción de autos eléctricos en grandes volúmenes, con desempeños similares a los de combustión interna. Sin embargo, dado que la capacidad instalada para producir el tren motriz (motor, ejes y transmisión) es superior a los 100 millones de unidades al año en el mundo, el alto costo no recuperable para desmantelar y reconvertir centros de producción tradicionales en las nuevas tecnologías constituye una barrera para la reconversión misma.

En el caso de la industria automotriz nacional, habría que impulsar las inversiones del sector hacia las nuevas tecnologías, tanto en equipo original como en componentes, de tal manera que se realicen tomando en cuenta las tendencias actuales de la industria ante las grandes oportunidades que se presentan.

*El autor es profesor decano de la Dirección de Operaciones del IPADE.

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