“Retratar historias que impacten, conmuevan y hagan accionar a la gente, es lo que me motiva día con día dentro de mi labor”, dice Miriam Martínez, fotoperiodista de 26 años, quien el año pasado fue acreedora al segundo lugar del Premio Alemán de Periodismo Walter Reuters por su fotografía “Si le das más poder al poder”.

Con poco más de 1.50 metros de altura, sonrisa amable, ingenio agudo y mirada profunda, la queretana recibió a este periódico en las instalaciones de su alma máter, la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), para platicar de su labor detrás de la lente.

Desde una visión crítica, que asegura haber obtenido a lo largo de cuatro años de formación en esta institución, habla del poder de la imagen para transformar y hacer efectivo el derecho de los ciudadanos a la información.

Gracias a su compromiso y trabajo dentro del periodismo queretano, actualmente forma parte del recién creado Centro Universitario de Periodismo de Investigación, un espacio en la UAQ, que además de buscar el impulso de investigaciones y trabajos periodísticos de largo aliento, pretende vincular a los periodistas locales y de la región a través de talleres, diplomados, capacitaciones y conferencias especializadas.

Primeros pasos

“Cuando entré a la carrera quería aparecer en la tele pero como enviada especial, cubriendo huracanes, erupciones volcánicas y zonas de conflicto desde el lugar de los hechos”, recuerda entre risas Miriam, quien en 2010 ingresó a la UAQ para estudiar Comunicación y Periodismo, una disciplina en la que se ha profesionalizado desde hace cinco años.

Durante la charla confiesa que sus primeros trabajos los realizó a través de la escritura, como aquella investigación publicada en el semanario Tribuna de Querétaro, donde visibilizó la violación sistemática a los derechos humanos de las personas que se encuentran en rehabilitación, dentro de los anexos de la ciudad.

Fue hasta que cursó una clase de fotografía documental en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, que descubrió las cualidades técnicas y narrativas de este dispositivo, retratando la vida de una familia de bajos recursos, cuyo padre padecía de enfisema pulmonar.

Durante tres días, rememora, apresuró sus actividades en el aula para poder encaminarse pronto hasta Santa Rosa Jáuregui, donde en una colonia irregular, sin banquetas y conformada en su mayoría por casas con techo de lámina, vivía la familia.

A partir de esta historia, Martínez decidió abocarse a este profesión y trabajar como fotorperiodista en agencias fotográficas y periódicos locales, encontrándose con un panorama poco favorable para una recién egresada de la carrera.

“Me iba mal porque ni me pagaban y pocas veces me daban viáticos para las coberturas. Y cuando me iba bien, me llegaban a pagar, pero de forma inconstante, hasta 6 mil pesos mensuales”, expresa y añade que como muchos otros colegas, tuvo que hacerse de su propio equipo fotográfico para poder ser contratada en algunos medios. “Trabajaba con una Canon T3i y un lente… así me mandaban a reportear hasta lugares como Bernal, con poco menos de 120 pesos en el bolsillo para poder trasladarme”.

El día a día en las coberturas

“Como eras nueva en el área, (otros fotoperiodistas) llegaban y se te atravesaban, te empujaban, se te metían entre tú y tu tiro, o te aventaban, y te dejaban caer la cámara en la cabeza, pero eso no hacía más que levantarme el ánimo para seguir haciendo mi chamba”, cuenta la fotógrafa para describir aquellos escenarios de sus primeras cuberturas, en las que documentó desde campañas políticas y el cambio del trazo de la ciudad, hasta eventos culturales, deportivos, políticos y sociales, entre los que destaca la fotografía de un pequeño niño bostezando a sus anchas durante una ceremonia de regreso a clases: “cuando me lo publicaron en ocho, me dije: pobre niño, cuando tenga 20 años va a ver su foto en primera plana; ojalá que la tenga”, ríe.

Pese a las extenuantes jornadas de trabajo y los bajos salarios, para Miriam el fotoperiodismo es una arma potente de comunicación que “de la retina pasa al pensamiento y puede llegar hasta el corazón”. Por ello, a la par de las agendas oficiales diarias, ha desarrollado diferentes proyectos para visibilizar temas como la pobreza, la marginación y el contexto laboral en el estado.

Entre sus trabajos destaca el fotorreportaje realizado en agosto de 2017 sobre las mujeres mineras de Maconí, una localidad ubicada en el municipio de Cadereyta de Montes, en el que registra el día a día de mujeres fuertes y entregadas a las faenas, que desde las profundidades de la tierra y las oficinas centrales de la minera La Negra, aportan a la economía de su comunidad.

“Yo no sabía que había mujeres mineras y cuando por fin lo supe, lo primero que me imaginé fue a una mujer masculina sacando materiales con una carretilla y excavando. Fue hasta que las conocí que me di cuenta de que son varias ramas de este sector en las que se emplean, pues no todas son obreras; también hay administrativas e ingenieras”, asevera Miriam sobre la importancia de retomar los temas de género en el fotoperiodismo y de visibilizar el papel que juegan ellas en el ámbito laboral.

“Si le das más poder al poder”. “Esta imagen se tomó en Querétaro, pero es un resumen de las campañas en México. Hay decenas de miles de candidatos pidiendo el voto en un país con 9.4 millones de personas en pobreza extrema. ¿Cambiará la elección algo?”, publicó en su Twitter el periodista de El País, Luis Beauregard, el 12 de junio de 2018, a propósito de la fotografía que Martínez subió dos días antes de este comentario.

La imagen muestra al actual edil de Querétaro, Luis Bernardo Nava saludando a una mujer durante un recorrido por el mercado de La Cruz, como parte de su campaña por la presidencia municipal. No obstante a este escena tan característica de los comicios, los ojos de quienes la miran por primera vez se detienen ateridos ante la presencencia de una mujer anciana en primer plano, que sentada a ras de piso, y con cara de desencaje, pide limosna en ese mismo instante, sin que nadie aparentemente lo note.

“En este contexto político (la anciana) era invisible tanto para el candidato, para su equipo, como para un chorro de personas que también transitaban por esos pasillos”, afirma la fotógrafa, quien al publicar este imagen en su Facebook personal, a las pocas horas logró captar la atención de miles de personas, cuyos comentarios y posturas pronto fluctuaron entre el aplauso y el oprobio.

La discusión sobre la fotografía, que para muchos sintetiza la realidad política y social actual del país, alcanzó dimensiones históricas. En pocos días diferentes medios de comunicación locales, nacionales y de otros países, así como el mismo funcionario que aparece en el encuadre, la retomaron para expresar su propio punto de vista.

“Con esta foto que me tomaste Miriam J. Martínez retrataste la pobreza en medio de las campañas. Siendo honesto, me incomoda aparecer en ella, pero me incomoda mucho más la pobreza; me indigna tanto como a todos. Muestro la foto porque estoy convencido de que a la pobreza no hay que ocultarla, por el contrario hay que enfrentarla”, expresó Nava en su página oficial, dos días después de la publicación de Martínez.

Premio Reuters

Entre más de 200 trabajos, la fotografía de Miriam Martínez fue escogida el año pasado, junto con las de los fotoperiodistas mexicanos Saúl López, Iván Villanueva y Oscar Rodríguez, para competir por el Premio Alemán de Periodismo Walter Reuters, cuyo tema de la última edición fue: “Elecciones 2018: ¿Una prueba de fuego para la democracia mexicana?”.

De los 46 galardonados en esta entrega —de los cuales 34.7 % fueron mujeres—, Miriam fue reconocida con el segundo premio dentro de la categoría Fotografía y Caricatura, por retratar con agudeza crítica las elecciones del pasado 1 de julio.

cetn

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