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De acuerdo con un estudio de la Asociación Mexicana de Internet (AMIPCI), 8 de cada 10 niños de padres internautas usan Internet (el 82%). Un dato que resalta es el motivo porque iniciaron el uso de la web, ya que en el informe se indica que el 50 por ciento lo hizo por razones de entretenimiento, contra un 48 por ciento que tuvo fines escolares.

Esto representa un nuevo panorama en cuanto a la responsabilidad en el Internet y su uso. La Asociación Civil llamada Chicos.net, en conjunto con Disney presentaron en 2014 un texto que indaga acerca del impacto de la tecnología en la vida de niñas y niños entre 4 y 12 años provenientes de Argentina, México y Brasil, así como el nuevo diálogo que se genera entre ellos y los adultos a partir de su uso.

Entre los resultados destaca que los niños utilizan a la tecnología como un medio más para relacionarse con otras personas, especialmente con fines lúdicos y de pertenencia social. Los juegos en red son la actividad por excelencia de los pequeños, ya sea a través de laptops o computadoras de escritorio o bien, por dispositivos móviles. En México, el porcentaje se reparte en un 70 y 66%, respectivamente.

Como segunda motivación de conexión aparecen distintas actividades orientadas a socializar como el uso de salas de chat, la participación en redes sociales y el consumo de contenidos en línea. En este punto, dice el estudio, llama la atención cómo Facebook acapara el mercado de los tres países donde se realizó el estudio con una preferencia de 71% en México, 89% en Brasil y 72% en Argentina. En nuestro país, la red de videos YouTube ocupa el segundo lugar con un 49%.

Seguridad en el Internet

La citada investigación muestra que el 83% de los padres mexicanos reconoce estar preocupado, porque sus hijos sean abordados en la Red por un adulto que los ponga en peligro.

Ante esta situación, la mayoría se siente un padre responsable por alertarlos sobre los potenciales riesgos de Internet (80%). Sin embargo, esta responsabilidad parece acercarse más hacia el control, a través de mecanismos de poder, que a un acompañamiento que permita que los niños construyan criterios propios de protección.

En nuestro país, el 87% de los hogares tienen una reglamentación sobre el uso del Internet donde algunos de los acuerdos son el tipo de contenidos que se ven y el tiempo de navegación.

El consultor en tecnología educativa y autor del libro Docentes e-competentes, buenas prácticas educativas mediadas por las TIC, Nelson Cubides dice que “la tecnología es nociva cuando reduce el día a día del niño; en otras palabras, el pequeño no se separa de ella y desarrolla el síndrome de abstinencia, es decir, se encuentra en un estado anímico irritable y pierde el autocontrol cuando lo alejan de los dispositivos”.

Según Leonardo García, especialista en psicología clínica de la Universidad El Bosque, “los adultos deben ser un modelo positivo, para que tengan la autoridad a la hora de reprender”.

De acuerdo con el experto, algunos de los consejos para mejores prácticas son que los jefes de familia fijen pautas, horarios y, en lo posible, estar presentes mientras los niños navegan en la Red o usan dispositivos.

“Los padres deben dialogar entre ellos sobre cómo abordar el tema para no desautorizarse entre sí. Mostrarle a sus hijos las ventajas y nuevas oportunidades que brinda la tecnología para aprender, conocer, explorar, y usarla como herramienta pedagógica”, aseguró Chicos.net en el estudio.

¿Ayuda o perjudica en el aprendizaje?

Así como se habla de los beneficios de la tecnología en el desarrollo de los niños, también hay estudios que muestran que ésta podría en ocasiones ser contraproducente, en especial en actividades como aprender a escribir.

La neurocientífica cognitiva Karin James de la Universidad de Bloomington (Estados Unidos) desarrolló un estudio que muestra la importancia de enseñar a los niños a escribir a mano en vez de utilizar un teclado.

James dirigió una investigación entre niños que no sabían leer y los cuales eran capaces de identificar letras, pero aún no de asociarlas para formar palabras.

Los niños fueron divididos en dos grupos, a uno les enseñarían a escribir a mano mientras que el otro se limitaría al teclado. Los niños fueron escaneados con resonancia magnética para saber de qué forma se comportaba su cerebro a medida que avanzaban en la instrucción alfabética.

Al final, la exploración mostró que había patrones diferentes conforme al estímulo de enseñanza y no respondían de la misma forma en la escritura manual que en la exclusivamente digital, es decir, los que trabajaron sin la tecnología formaban patrones de activación cerebral similares a los de las personas alfabetizadas.

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