Drake Bell le ha dicho que no tiene talento. Que es un vándalo. Que sus grafitis son tan malos como su música. Y hasta ahora el canadiense Justin Bieber no le había contestado.

Pero el jueves por la noche, el joven cantante decidió hacer algo al respecto, justamente mientras Bell presentaba su nuevo disco.

Sin invitación, Bieber llegó al centro comercial al aire libre en el que se realizó el lanzamiento del álbum, en Los Ángeles. En el lugar, una multitud de jóvenes esperaban la llegada de Drake Bell, quien firmaría autógrafos.

De pronto, una camioneta negra se abrió paso en el centro comercial (que por ser al aire libre tiene calles abiertas a la circulación de automóviles) y Bieber se asomó por una de las ventanillas. Las miles de fans de Drake Bell (contrario a lo que podría suponerse) no insultaron a Justin sino que lo vitorearon e intentaron tocarlo.

En un sencillo mensaje por Instagram, Biber se mofó de Drake Bell sin mencionarlo: “Fue lindo ver a mis fans anoche en The Groove” (nombre del centro comercial).

Desde hace meses, Bell ha hecho de su aversión hacia Bieber un asunto personal. “¿Cuánto le estás pagando a Lil Za para que se culpe por la cocaína en tu casa?”, le preguntó a través de Twitter cuando la policía encontró drogas en el hogar de Bieber.

“Sé hombre y acepta tus responsabilidades. Aprende a ser un adulto”, agregó Bell, quien surgió del programa de televisión Drake y Josh.

También lo criticó cuando fue acusado de lanzar huevos a la casa de un vecino: “Mejor ponte a practicar la guitarra”, escribió esa vez.

Ante la provocación de Bieber el jueves en The Groove, Drake Bell no respondió con su acostumbrada ira sino con un mensaje amistoso:

“Me hubieras avisado que vendrías al estreno de mi disco, es una lástima que no te dejaron entrar”, escribió en Twitter.

Además de Justin, Drake tiene otro enemigo musical: Glee.

Hace un año aseguró que el elenco de la multipremiada serie musical destruye éxitos musicales.

“No quiero que Glee haga una de mis canciones, creo que es malo. Toman esas grandiosas canciones, esos grandes temas y los hacen sonar sin chispa”, dijo Bell. “Las convierten en grandes desastres, no sé, no me gusta”.

Irónico, Bell remató: “No sé si pueda dañar a la industria musical, pero sí daña mis oídos escuchar una canción que crecí amando, cantada por algo que parece un grupo de niños gritones”.

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