Por mera diversión comenzó a escribir Fernando Jiménez, a la edad de 21 años. Su primer cuento, parodia sobre la vida de Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, lo escribió mientras estudiaba la carrera de Psicología.

Y el mismo día que cumplió 25 años de edad, el martes 7 de julio, como un acto azaroso, cuenta el escritor queretano, recibió en Zacatecas el Premio Nacional de Cuento Fantástico Amparo Dávila, por su obra titulada: “Combatir al pecado”, historia donde el pecado se materializa en una bestia mitad travesti, mitad yeti, que carga en sus manos un aborto que vocifera la palabra sexo.

De entre 3 mil 411 textos que se inscribieron en el Premio de Cuento Fantástico Amparo Dávila 2015, el jurado compuesto por Cristina Rivera Garza, Ramón Córdoba, Alberto Chimal, Bernardo Fernández BEF y Daniela Tarazona, eligió como ganadora a la obra “Combatir el pecado”de Fernando Jiménez, quien se inscribió con el seudónimo “Margaret Trotsky”.

El jurado seleccionó 10 obras finalistas en la que destaca el cuento de otro creador radicado en Querétaro, Jaime Hernán Martínez Rosillo, quien participó con “Borgh”, la historia de una sensual pero aterradora mujer.

El premio incluye un incentivo de 100 mil pesos y la publicación de la obra en una antología con las piezas finalistas, coeditada por la Dirección de Arte y Cultura del Ayuntamiento de Zacatecas y la editorial Alfaguara; ésta se presentará el martes 14 de julio, a las 19:00 horas, en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

A la ceremonia de presentación de la obra ganadora, al igual que en la premiación, estará presente la escritora Amparo Dávila, a quien se le rinde un homenaje con este premio. También estará Aránzazu Núñez, coordinadora nacional del Premio Nacional Amparo Dávila, originaria de Querétaro e incansable promotora de la lectura.

GUSTOS E INFLUENCIAS.

Fernando de Jesús Jiménez Delgado es queretano de nacimiento, psicólogo clínico de profesión, egresado de la Universidad Autónoma de Querétaro, músico y escritor por mero gusto y diversión. Es experto en el arte de la panadería y toca la jarana en Son de abajo, grupo que recorre algunas cocinas de la ciudad de Querétaro, con su música.

Es lector de José Agustín, Jorge Ibargüengoitia y Woody Allen. Su obra, dice, ha sido influenciada por el cine, la música y las caricaturas, principalmente por Bob Esponja. Como psicólogo clínico ha trabajado en consultorías, impartido talleres de prevención de adicciones y clases de desarrollo humano.

Después de varios meses sin empleo fue contratado para realizar un estudio de campo, y mientras encuestaba a “una señora malhumorada, mucho malhumorada, me marcan, y vi que ya tenía tres llamadas perdidas, pero no le di importancia, como siempre tengo llamadas perdidas, de los que llaman del banco o para hacer promociones, pero volvieron a llamar y luego ya contesté, y me dijeron: eres ganador el Premio Amparo Dávila. Ahora lo digo muy serio, pero estaba loco ese día. Luego me llamaron los organizadores del premio y me explicaron la dinámica que seguía, me dijeron que no le podía decir a nadie, hasta que se anunciara”.

¿Y le platicaste a alguien?.

Sí, a muchas personas, a todo mundo, y a todo mundo le dije: pero es un secreto. Luego me llegó una etapa de no creérmela, literalmente, dije: no, hasta no ver no creer, y sí, ya fue la premiación.

¿De dónde nace “Combatir el pecado”, tu obra ganadora?

“Combatir al pecado” viene a ser parte de un proyecto de libro de cuentos que estoy desarrollando en un taller en Querétaro con Eduardo Antonio Parra, a través del Seminario de Creación Literaria (El Oficio Mayor), y en este taller también está: Liliana V. Blum, Jaime Hernán Martínez Rosillo, Rubén Cantor, Jorge Bárcenas, Víctor Santana, y otros escritores. Cuando escribí el cuento todo el tiempo pensé en Querétaro, no le puse el nombre, pero así fue. Se trata de un chavo que va caminando por la calle de Hidalgo y llega al Jardín Zenea y se encuentra a un predicador, el predicador empieza a hablar de que todos debemos combatir el pecado y llega el pecado materializado en una bestia, una bestia que es mitad transexual y mitad yeti, tiene un aborto en la mano que grita la palabra sexo, es una bestia que me inventé y más o menos es la pelea contra el pecado.

¿Todos tus cuentos son de corte fantástico?

Sí, yo no sabía, me gusta escribir y lo hago, no soy experto, yo soy psicólogo clínico, egresado de la UAQ. Y todos mis cuentos, me han dicho, son “absurdo fantástico”, no me salen de otros, hasta el momento.

¿Qué tal la experiencia de trabajar con Eduardo Antonio Parra?

Increíble. Cuando recibí el premio dije: todo el aplauso va para mi taller, porque me han enseñado a escribir, me ha ayudado a pulir, me han ayudado mucho y gracias a todas estas personas que están detrás de este taller recibimos el premio. Antes había estado en otros talleres, pero no en uno tan serio. Cuando vi la convocatoria del Seminario de Creación Literaria, no sabía quién era Eduardo Antonio, me puse a investigar, a leer su obra y dije yo lo quiero conocer. Mandé mi proyecto, que originalmente se llama: “Piñatas y pistolas”, aunque ahora no sé si será su título final. Pero ha sido sorprendente, desde que llegamos ha sido un trabajo colosal, prodigioso, me cambió la manera de ver la literatura, los escritores y demás. Y han surgido y van a seguir surgiendo muchas cosas con ese taller.

¿Música, escritura, psicología, vas a seguir en esas tres líneas?

Como todas las personas que egresan de la universidad, me gustaría vivir de lo que estudié, me gustaría poner mi consultorio y mantener mi consultorio, la música siempre ha sido una diversión y me gustaría que así siga, no me gusta ir ahí persiguiendo el dinero en la música, porque veo como sufren los músicos en México.

¿Pero los escritores no la gozan tanto?

Claro, precisamente en las artes sabemos cuán complejo es vivir de ello, es imposible vivir, por eso espero conseguir un trabajo para seguir escribiendo.

¿Qué viene después del premio?

Voy aprovechar el incentivo económico para seguir escribiendo, lo voy a usar como una de las becas de manutención que no me ganó, para poder vivir mientras escribo y poder terminar mi libro, ahorita eso es lo que planeo.

¿Tuviste la oportunidad de platicar con Amparo Dávila, qué te dijo?

Platicamos muy poco, en la premiación me dijo: Estoy más feliz que tú. Ella es una gran escritora, yo no conocía su obra, pero al leerla fue increíble. Y el premio ha servido para difundir su nombre y su obra. El mensaje que debe quedar es que tenemos que leer a Amparo Dávila.

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